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Según cuenta la historia a través de los cifrados (informes escritos en clave), en el año 1933 la Primera División de Infantería defendía los fortines de Pirizal, Zanjón y Gondra, siendo atacada por varios frentes, inclusive con asedio aéreo.
Los soldados situados en el fortín Gondra permanecieron en el lugar durante más de un mes, sin descanso, semidesnudos, agotados y algunos inclusive enfermos de paludismo.
Recordemos que en varios materiales audiovisuales oímos testimonios de los excombatientes que revelaron que, ante la sequedad extrema del lugar y la falta del líquido vital, se vieron obligados a ingerir su propia orina, sin abandonar sus puestos.
Como el fortín Gondra lindaba con una trinchera boliviana, el Cabo Bernabé Mendoza Duré ideó la construcción de un túnel, iniciativa de la que posteriormente fue informado el comandante de la Primera División, el teniente coronel Rafael Franco.
Franco dio el visto bueno al pedido de Mendoza Duré y proveyó a la división herramientas como un yatagán; palos de lata que fueron utilizados como palas y bolsas para remover la tierra. Con estos utensilios era casi imposible imaginarse cavar un túnel subterráneo.
Posteriormente se inicia el cavado del túnel el 28 de abril de 1933, que serviría para que tres compañías de fusileros encabecen un ataque por la retaguardia a los soldados bolivianos que sin dudar, ante el menor sonido, iban a abrir fuego contra los paraguayos.
Con las herramientas anteriormente citadas se logra cavar el túnel estableciendo un rústico pero efectivo mecanismo para evitar el desplome del mismo. El pasadizo se logra terminar el 9 de mayo del mismo año, para concretar el ataque, dos días después.
Mientras los bolivianos dormían, bajo sus mosquiteros, los soldados paraguayos irrumpieron en el lugar y abrieron fuego. Las tropas adversarias se mostraron sorprendidas ante tal hazaña e inclusive, algunos jefes del país vecino atribuyeron la patriada guaraní a una decisión tomada en estado de ebriedad.
Según lo expone el portal generalyegros.com, "la victoria fue completa pero nos costó una dolorosa pérdida: la muerte del teniente Pantaleón Aguirre -al mando de la tercera compañía de fusileros-, héroe de muchas jornadas anteriores que pagó con su vida tan memorable hazaña. En su homenaje, desde ese día se dio a la Picada Gondra Pirizal el justiciero nombre: "Avenida Pantaleón Aguirre".
Luego de la hazaña del Fortín Gondra, los comandantes bolivianos ordenaron un contraataque dilapidado por el teniente coronel Franco. Al finalizar la contienda se concretó un hecho que resulta emocionante con solo imaginarlo: se elevó un mástil en el Cañadón de Gondra con la bandera paraguaya izada frente a los rivales.
Esta gloriosa hazaña es recordada por el mismísimo Augusto Roa Bastos en su cuento "La excavación", donde expone un relato omnisciente en tercera persona de Perucho Rodi, quien intentaba escapar de prisión recordando pasajes de la construcción del túnel.
Un texto escrito por el corresponsal de ABC Color Omar Acosta recuerda por los 225 años de la localidad de San Pedro del Ycuamandyju que el sargento Bernardo Mendoza Duré, el mismo quien había ideado y participado de la construcción del túnel de Gondra, fue oriundo de esa ciudad.
Los textos paraguayos que relatan las epopeyas de nuestros valientes soldados en batalla nos dan la pauta de que somos descendientes de personas que no se amilanaron ante el enemigo y que con herramientas rústicas lograron cavar un túnel que desembocó en una verdadera patriada de nuestros leones chaqueños.
Grande es nuestro orgullo al recordarlos a los hoy en día abuelitos que van encorvados, en sillas de ruedas, con bastones y/o acompañados por sus nietos a cobrar sus pensiones. La ausencia de héroes en la actualidad está perfectamente suplida por los compatriotas que defendieron con sangre, sudor y con sus propias vidas nuestra soberanía.