El tiempo, ¿flecha o bumerán?

Los fenómenos suceden según un orden que va del pasado al futuro; un carácter direccional del tiempo, unido a la concepción lineal de éste, y a su carácter unidimensional, a diferencia de la tridimensionalidad espacial, que unido al espacio forma el continuo espacio-tiempo de 3+1 dimensiones.

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Históricamente, la noción de una dirección irreversible del tiempo es relativamente reciente, ya que en la culturas antiguas predominaba una concepción circular del mismo, unida a la constatación del carácter cíclico de las mareas, los solsticios y las estaciones.

La experiencia biográfica del crecimiento, envejecimiento y muerte se situaba en el marco de un tiempo cíclico, de manera que se consideraba la posibilidad de un retorno.

La flecha del tiempo

Una de las formulaciones clásicas de esta concepción cíclica del tiempo es la noción de la ``ecpírosis'' de los estoicos. Pero la tradición cristiana, marcada por las tesis de una creación inicial y un fin de los tiempos, juntamente con el carácter irreversible de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, que no admite que Dios pueda morir repetidamente en un ciclo ininterrumpido de retornos, condujeron a sostener una concepción lineal y orientada del tiempo, que se concibe fluyendo desde el pasado hacia el futuro. Dicha concepción lineal está en la base de los conceptos de progreso y de evolución.

No obstante, en la física, todas las ecuaciones son reversibles respecto del tiempo, es decir, que en todas las ecuaciones de la física, el tiempo puede ser entendido como una magnitud reversible, o lo que es lo mismo, todas las ecuaciones físicas son simétricas respecto al tiempo.

Si se rompe una estatua y ésta estalla en una gran cantidad de fragmentos, ha aumentado lo que se llama entropía, porque el sistema pasa a tener más ``desorden''.

Pues bien, la experiencia muestra que nunca de manera espontánea se vuelve a recomponer la escultura. Se supone que esto es así no porque sea absolutamente imposible (teóricamente no lo es), sino porque es altamente improbable. El aumento de la entropía nos permite distinguir entre el pasado y el futuro. Esta constatación se conoce como ``flecha termodinámica del tiempo''.

De hecho, esta reflexión se efectúa más en el ámbito de la química y de los llamados sistemas alejados del equilibrio, más cercanos al paradigma de las ciencias de la vida que a los de la física que trata fundamentalmente con lo inerte.

Por ello, no es de extrañar que desde este punto de vista se haga más hincapié en los fenómenos de la irreversibilidad puesto que, aunque desde la perspectiva física predomine la noción de crecimiento de la entropía, desde la perspectiva biológica predomina la noción de la irreversibilidad.

Entre el pasado y el futuro

En este contexto se sitúan también las investigaciones sobre el caos, que permiten explicar fenómenos de autoorganización a partir de sistemas sin estructura aparentemente definida.

Psicológicamente, la direccionalidad del tiempo se muestra señalando que hay recuerdos del pasado, pero no hay memoria del futuro. A esta constatación se la denomina ``flecha psicológica del tiempo''.

Por otra parte, la cosmología contemporánea, basada mayoritariamente en la hipótesis del Big Bang, sustenta que el universo está en expansión, lo que determina la llamada ``flecha cosmológica del tiempo''. Según la física actual, las tres flechas del tiempo van unidas, mantienen la misma dirección y se relacionan con el llamado principio antrópico, pero será la unificación de las teorías físicas de la relatividad y de la mecánica cuántica, es decir, una teoría cuántica de la gravedad, la que permitirá una auténtica comprensión sobre la naturaleza última del tiempo.
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