El poema del Mío Cid, explicado

Cantar primero, el destierro de Mío Cid. El rey de Granada, Almudafar, quería atacar al rey de Sevilla, Almutamiz, (estos dos se odiaban a muerte), Almudafar tenía “amistades” o contactos muy poderosos, -conde García Ordoñez y Fortún Sánchez, yerno del rey don García de Navarra y Lope Sánchez...- todos estos querían calentar al Rey de Sevilla.

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Al Cid no le gustó mucho lo que iban a hacer, así que les mandó unas cartas suplicándoles que no atacaran al Rey de Sevilla. El Rey de Granada y su “tropa” pasaron de las súplicas del Cid, y atacaron al rey de Sevilla, Almutamiz.

El Cid reunió fuerzas y se enfrentó al Rey de Granada, derrotándole. Todo lo que consiguió en esa batalla, se lo llevó al Rey de Sevilla. Éste le dio el sobrenombre de CID CAMPEADOR; el Cid lo agradeció, y su Rey Alfonso VI se sentía orgulloso de su vasallo.

La gente se sentía envidiosa y empezó a hablar mal del Cid. El Rey como tenía algo de rencor, por algo que le había hecho en el pasado el Cid, no tardó mucho en escucharlos.

El Cid estaba muy contento, pero de repente llegó una carta diciendo que se fuera del reino, en un plazo de unos nueve días.

Reúne a sus vasallos, y estos se destierran con él. Se van de vivar, pero en Burgos nadie se atreve a hospedarle, ya que el Rey ha dicho que el que lo hospede, ¡qué se prepare!
Así es que el Cid y sus vasallos siguieron su camino. Llegó Martín Antolinez para proveer de bienes al Cid; como el Cid estaba empobrecido, se le ocurrió hacer unas arcas, llenarlas de arena y vendérselas a Raquel y Vidas (unos judíos), se trató y se las vendió por unos seiscientos marcos.

El Cid parte hacia Cerdeña, mientras que Martín Antolinez se vuelve a casa. El Cid se despide de su mujer y de sus hijas y le deja al abad don Sancho unos 150 marcos para que cuide a su familia, y le dice que por cada uno que gaste él le dará cuatro más. Se despide y se va (con él se van un centenar de castellanos), caminan toda la noche hasta llegar a Castejón, que cae en poder del Cid (por sorpresa). Más adelante, en el reino moro de Toledo, tributario del rey Alfonso, se marcha (pasa de largo porque no quiere lidiar con el rey Alfonso). El Cid acampa sobre Alcocer y se enfrenta a los moros que son muchos más que él, derrota a los moros y se lleva un gran botín, tiene clemencia con los moros y los pone a servir. Más adelante, el Cid se va de aquí y vende el castillo de Alcocer a los moros. Entra en el reino del Rey de Barcelona, y éste se pone echo una furia, el Cid trata de calmarlo, pero el Rey le ataca, vence el Cid y hace prisionero al Rey, el cual quiere morirse de hambre, el Cid no lo permite y lo deja marchar a cambio de que coma algo.

Próxima entrega: el Cantar segundo y tercero del Mío Cid.
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