El mito y el ritual

Adentrarse en el complejo mundo del mito y del ritual es emprender un camino sin retorno, cuyo destino es desconocido para quien inicia el viaje. Aunque se disponga de mapa y brújula, es decir, las herramientas cognitivas y conceptuales que proporciona la Ciencia, el estudio y la experiencia de lo que mito y ritual transmiten suele afectar a las convicciones más profundas del viajero.

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Es indiferente si el viajero cuenta con la Ciencia como base de sus convicciones, si cuenta con una ideología o filosofía que estructure su mente o si es persona de creencias religiosas: el contacto con las creencias y experiencias de otras culturas pondrá seguramente en cuestión todo aquello que siempre ha tenido por correcto.

Siempre y cuando el viajero sea lo suficientemente honesto consigo mismo como para admitir que desde su visión del mundo -cualquiera que sea- hay cosas difíciles de explicar.

Una guía de viaje

El estudio del mito y el ritual de otras culturas y de la propia cultura occidental es comparable a la práctica de la espeleología. Quien haya practicado alguna vez la exploración de simas y cuevas recordará cómo cualquier preparación teórica quedaba en nada ante el abismo negro en el cual se disponía a entrar. Toda racionalización sobre geología, los caminos del agua entre los diferentes tipos de mineral que componen la roca, sobre las estructuras kársticas; cualquier conocimiento quedaba anulado frente a las sensaciones de peligro e incertidumbre, frente a oscuros sueños infantiles, frente a lejanas historias que dormitaban en el fondo de la memoria y parecían adquirir visos de plausibilidad.

Al final no queda más remedio que descender o ascender, según dónde se encuentre la cueva para lo cual hacen falta cuerdas, tensores, clavos, burletes, saber hacer nudos, así como poleas y otros utillajes. Y mucho valor.

Independientemente de la evolución histórica de mito y ritual, así como de las diferentes teorías elaboradas para explicarlos, los conceptos más importantes a la hora de estudiar este mundo son los siguientes:

* Vida y muerte
* Cosmogonía
* Creatividad cultural y recontextualización
* Representación
* Relato
* Mito
* Lo sagrado y lo profano
* Símbolo
* Rito y ritual

Vida y muerte

La muerte es el origen de toda religión. Otros autores van más allá; afirman que la conciencia del ser humano de su propia mortalidad y el miedo a la muerte es el origen de toda cultura (Barley 1995). No se sabe si algunos animales tienen conciencia de que van a morir, aunque en la mayoría de ellos existen reacciones programadas para evitar la muerte: miedo, agresión, huida, etc. Lo que sí es seguro, es que los humanos saben que van a morir y han elaborado múltiples respuestas para intentar superar la angustia que sienten ante este hecho.

Al contrario de lo que proclama el paradigma biomédico que rige en occidente, la muerte no es un mero hecho biológico. Desde el punto de vista biomédico, un organismo no está vivo cuando ciertos indicadores dejan de ser mensurables.

Ello implica que toda muerte tiene una causa médica, incluida la de aquellas personas que a sus 98 años viven en un organismo muy desgastado.
Desde este punto de vista, la muerte es un hecho biológico individual, que provoca diferentes reacciones emocionales en quien sabe que la va a sufrir como en aquellas personas vinculadas por lazos de parentesco, amistad o rivalidad con quien muere. Sin embargo, en la mayoría de las culturas del mundo, incluida la occidental, la muerte no sólo es un estado físico, sino es también un estado emocional, y social. Pero, sobre todo, ritual y mítico (Barley 1995).

La búsqueda por entender la muerte genera mitos para explicarla y ritos para “controlarla” (o controlar las emociones de angustia, tristeza, miedo, etc. que produce), pero también produce instituciones: desde la brujería hasta el hospital, pasando por el cementerio, los sistemas de sanidad públicos y privados, el chamanismo, las religiones y las iglesias, las compañías de seguros, la ciencia y las artes.

La muerte no es la única fuente de ritos y mitos. La vida en sus diferentes manifestaciones también lo es: nacimiento, reproducción, cosechas, fenómenos biológicos, estaciones climatológicas, producción económica, etc. también son causa de infinidad de explicaciones míticas, así como de ritos que pretenden hacer comprensibles, controlables e influenciables estos acontecimientos. También la vida en todas sus manifestaciones hace que la gente se pregunte “¿por qué?”.

De las incontables respuestas a esa pregunta han nacido todos los mitos de la creación -incluida la búsqueda científica sobre el origen del Universo- los ritos de paso, los actos mágicos o racionalistas para incrementar la producción de bienes económicos, así como un sinnúmero de instituciones culturales: la circuncisión, el bautismo, las religiones y las iglesias, la ciencia, las artes, la agricultura, las celebraciones de cosecha, los ritos de fertilidad, los hospitales, los relatos orales, la escuela, etc.

Cosmogonías

Los mitos y los ritos no sólo se esfuerzan en dotar de significado (es decir, hacer comprensible y “controlable”) a las categorías vida y muerte, sino en unir a ambas o en trascender la polaridad entre ambas. Las cosmogonías suelen ser sistemas que explican el mundo, que tratan de explicar la relación entre la vida y la muerte, el paso de una a otra (y, generalmente, el retorno cíclico a la vida) y el lugar de los hombres dentro del entramado de estructuras y relaciones del universo (cualquiera que sea el sistema representado).

Desde el punto de vista biomédico, lo que no está vivo está muerto. Desde otros muchos puntos de vista lo que está muerto puede estar vivo (espíritus, dioses, almas, reencarnaciones, etc.). En las culturas, también en la occidental racionalista, las categorías vivo y muerto no son absolutas, ya que dependen de otras categorías como aquí (en este lugar, en este tiempo, en esta dimensión) y allí (en otro lugar, en otro tiempo, en otra dimensión), cuerpo terrenal y cuerpo espiritual, diferentes nociones de tiempos, comunicación (con los que no están aquí), lo interior y lo exterior, el orden del mundo y el caos y muchas otras.

Cosmogonías hay tantas como culturas, o más, ya que dentro de una cultura pueden existir varias cosmogonías rivales o complementarias. Cada una de ellas ha dado una serie de productos culturales como las religiones, las iglesias y los sacerdotes, es decir, construcciones sociales y personas cuya función es tener contacto con lo que no está “aquí”. Pero también han producido los sistemas científicos y de reproducción del conocimiento como laboratorios, universidades, ministerios de educación y partidas presupuestarias dedicadas a la investigación.
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