El fenómeno de las bandas criminales, en plena evolución

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El trabajo de investigación “Banda Criminal y multitud delincuente”, del Prof. Dr. Encina Marín, refiere que en la jerga penal se denomina “banda” al equipo humano que ha de dedicarse, concierto mediante, a la comisión de delitos con ánimo ya sea de lucro o de ejercitar las funciones punibles por encargo de terceros.

Estos conjuntos están formados para delinquir exclusivamente, siendo el objetivo el nexo que une a sus miembros. Cuenta con un jefe que alcanza esa jerarquía por razones de mayor inteligencia en cuanto a la gestión criminal, ya sea por su mayor ferocidad, en cuyo caso ejercen un verdadero dominio sobre los demás integrantes.

La investigación incluye un relatorio del actuar de bandas criminales más famosas en el mundo, como las mafias estadounidenses que operaron en los años 20 y 30, para luego referenciar esta forma de delinquir en la historia criminal de nuestro país, desde el siglo XIX hasta llegar a nuestros días con los sonados casos de terrorismo y secuestro.

La violencia actual

“Al entrar a tratar precisamente del modo de atentar contra los derechos patrimoniales es necesario recordar, siempre a la luz de los cálculos estadísticos, que llevamos aproximadamente 25 años de proliferación de delitos violentos que exceden desde luego el mero temor en los asaltos, atracos y apoderamiento de lo ajeno, que van más allá del hecho de atemorizar a las víctimas con la exhibición de armas y algunos procedimientos aprendidos de las películas cinematográficas y los comics tan en boga desde el siglo XX en adelante”, señala una parte de la investigación.

Nuestro país ha visto en este sentido un crecimiento importante en los delitos de apoderamiento de lo ajeno, que trasponen las fronteras del atemorizamiento mediante el uso de expresiones violentas, uso de máscaras y órdenes de arrojarse al suelo, para pasar al empleo de armas, ya sean de fuego, blancas o contundentes, que son virtualmente usadas más allá de la amenaza, hasta el extremo de quitar la vida del agredido o causar graves lesiones.

Las estadísticas oficiales que acompañan el trabajo de investigación dan cuenta del tremendo aumento de los delitos contra la vida como un medio de apoderamiento de los bienes patrimoniales que mueven a la codicia de los integrantes del hampa y con ello se configura una suerte de atemorización frecuente que hace cada vez más difícil la convivencia sin temor.

Ocupación de inmuebles

En los últimos tiempos ha sido particularmente desagradable comprobar el crecimiento de bandas que operan de dos maneras. Hasta hace poco podría decirse desconocidas: la ocupación de inmuebles y los secuestros, que de una u otra forma buscan el pago de un rescate.

En la ocupación de inmuebles, es notorio que la causal es el sucesivo fracaso de la reforma agraria, que nunca se llega a cumplir y que naturalmente provoca la permanencia del fenómeno de fracciones rurales supuestamente encaminadas al sembradío de especias productivas de granos a ser empleados en la industria, soja, sésamo, tártago, girasol, etc., o para un ulterior fraccionamiento en pequeños lotes que se emplean para la producción de consumo familiar.

En estos casos, siempre a la luz de las estadísticas, debe notarse que la invasión de inmuebles rurales ha crecido extraordinariamente en los últimos años del siglo XX y sobre todo en lo que va del presente siglo XXI, con una peculiaridad notable: producido el desalojo judicial, como reacción por parte de los propietarios legítimos, los ocupantes clandestinos de estas fracciones, inmediatamente reiteran su quehacer delictual y vuelven a repetir el operativo en otros lotes siempre con uso agrícola.

En muchas oportunidades, la ocupación clandestina comienza por fracciones boscosas en las cuales primeramente se procede a un desmonte que ya provoca una utilidad a los que practican la tala indiscriminada con la venta de madera obtenida ilícitamente, para luego continuar con el uso agrícola antes anotado.

Ante la reincidencia, para el Prof. Dr. Encina Marín, es indudable que más que una solución represiva al problema será más efectiva la planificación de un desarrollo auténtico de la reforma agraria, que no concluya en una mera distribución de tierras a bajo precio, sino también a la realización de una efectiva ayuda económica en semillas, implementos agrícolas y hasta asistencia técnica por parte de las autoridades gubernativas.

Multitud delincuente

Paralelamente con la actividad delictual asociada existe otra actividad de responsables múltiples en la que se dañan derechos y garantías al solo efecto de satisfacer ambiciones personales y que surjan de circunstancias de agrupación casual en medio de la cual emergen conductas desordenadas y faltas de concierto criminal por efecto de un comportamiento emocional casi siempre impensado. Esto es lo que la técnica penal ha dado en llamar la multitud delincuente. Esta figura no suele alcanzar relevancia en el daño, pero muchas veces ocasiona un desorden desmesurado.

(*) Profesor investigador y titular de la Cátedra de Criminología y de Derecho Procesal Penal. Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, UNA.

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