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Desde los tiempos de las primeras civilizaciones, el crecimiento y la distribución de la población han estado íntimamente ligados a la disponibilidad del agua dulce.
En la actualidad, casi un 40% de los alimentos producidos en todo el mundo provienen de la agricultura de regadío, y también existe una gran variedad de procesos industriales que dependen del agua.
Teniendo en cuenta que todos conocemos la gravedad del deterioro de los recursos hídricos, es más, todos sabemos que se trata de un recurso finito que en un momento dado del proceso evolutivo de la humanidad, puede llegar a faltar, a pesar de todo ello seguimos contaminando nuestras aguas.
En Paraguay, y más todavía en el Departamento Central, todos los arroyos están contaminados.
En la gran Asunción existen muchas microcuencas, pero lamentablemente están seriamente contaminadas por la inconciencia de los mismos pobladores; por la falta de responsabilidad, y una flagrante contravención de las leyes por parte de industrias; y finalmente, por una total desidia de las instituciones encargadas de resguardar los intereses comunitarios.
Contaminación de las aguas
Cada vez es más escasa el agua pura para la agricultura, la industria y el empleo en los hogares. La demanda mundial de este elemento indispensable y finito está dejando muy atrás las cantidades disponibles que se desperdician o se contaminan con las aguas residuales, la salinización, los productos químicos tóxicos, los metales pesados y otros contaminantes nocivos.
Estos efectos se dejan sentir tanto en las aguas subterráneas (en cuencas hídricas, acuíferos y otras reservas subterráneas), como también en las aguas de superficie (lagos, ríos, y arroyos).
La contaminación del agua se manifiesta en la incidencia de enfermedades transportadas por el agua, como son el caso de la disentería, la fiebre tifoidea y el cólera, que inducen a un desarrollo económico más lento, peores condiciones de vida, y lo que es cada vez más frecuente, generan conflictos entre comunidades.
Como telón de fondo de esta realidad, existe el temor que el cambio de clima en el mundo vaya a tener incidencias negativas sobre los recursos de agua pura. La contaminación del agua es igualmente uno de los elementos que contribuyen al empobrecimiento de la diversidad biológica.
Contaminación y pobreza
Uno de los efectos más lamentables de la contaminación de las aguas es la pobreza. En nuestro país, el problema hídrico más grave es el vertimiento de efluentes cloacales no depurados en ríos y lagos, de donde se captan a su vez, dicha agua, para volverla potable.
Existe una dinámica lógica, que consiste en: aumento de población, que implica aumento de desechos y, consecuentemente, posibilidad de contaminar las aguas. Esta realidad se traduce por pobreza.
Para tener en cuenta
- La calidad del agua es desarrollo.
- La contaminación se puede prevenir.
- El agua sucia no sirve.
- Sin el agua no es posible la vida.
- El agua limpia favorece la calidad de vida.
- Los arroyos y lagos son recursos valiosos.
Una vida mejor depende de nuestro esfuerzo.
Frases para reflexionar y comentar en grupo
Se puede decir que el agua es uno de los recursos naturales más importantes, ya que es vital para todos los organismos vivos y los principales ecosistemas.
En la actualidad, casi un 40% de los alimentos producidos en todo el mundo provienen de la agricultura de regadío, y también existe una gran variedad de procesos industriales que dependen del agua.
En Paraguay, y más todavía en el Departamento Central, todos los arroyos están contaminados.
En la gran Asunción existen muchas microcuencas, pero lamentablemente están seriamente contaminadas por la inconciencia de los mismos pobladores.
Cada vez es más escasa el agua pura para la agricultura, la industria y el empleo en los hogares.
La contaminación del agua se manifiesta en la incidencia de enfermedades transportadas por el agua, como son el caso de la disentería, la fiebre tifoidea y el cólera.
La contaminación del agua es igualmente uno de los elementos que contribuyen al empobrecimiento de la diversidad biológica.
Existe una dinámica lógica, que consiste en: aumento de población, que implica aumento de desechos y, consecuentemente, posibilidad de contaminar las aguas. Esta realidad se traduce por pobreza.