El ápeiron de Anaximandro

Anaximandro de Mileto (611-c. 547 aC) escribió cuatro libros: Sobre la naturaleza, Perímetro de la tierra, Sobre las estrellas fijas y Esfera celeste. Fue el primero de quien tenemos noticia que escribió un libro en prosa. La importancia de esto reside en que, como filósofo que continúa la tradición de su maestro Thales, inaugura un género literario nuevo, distinto del verso utilizado por la tradición de los poetas y educadores.

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Se interesó sobre cuestiones de astronomía, como el descubrimiento de los solsticios, de los equinoccios y de la oblicuidad del Zodíaco. También fue hombre práctico, inventor de una especie de reloj de sol, constructor de un mapa-mundi y de una carta de los cielos; fue además un organizador político y militar.

Concibió el principio de todas las cosas existentes no en ninguno de los denominados elementos, el agua, el aire, la tierra o el fuego, sino en “alguna” otra naturaleza: el ápeiron, un indefinido e infinito.

Un principio (arjé) sin límites

Del seno del ápeiron eterno se segrega un gónimos, o germen de los elementos opuestos. El ápeiron se determina en un orden de elementos contrarios y etimológicamente significa “lo sin límites”. Se trata de un cosmos dinámico y temporal que tiene su origen y su fin en si mismo.

Anaximandro podría ser interpretado desde un punto vista categorial (científico) como una especie de cosmólogo, del mismo modo que Thales podría ser interpretado como un fisiólogo o un biólogo. Pero la cosmología de Anaximandro, al igual que la physis (naturaleza) de Thales están recorridas ambas por ideas filosóficas.

Las ideas de Anaximandro, el ápeiron, el cosmos, la dinámica y la temporalidad del mundo, sólo adquieren una escala adecuada al contemplarlas como un desarrollo interno de los problemas planteados en el racionalismo de Thales, de tal modo que se podría afirmar incluso que muchos de sus aportes científicos están cumpliendo funciones ontológicas que sólo pueden ser entendidos a través de su filosofía.

La idea de ápeiron puede adquirir diferentes sentidos negativos según los diferentes parámetros que fijemos para lo limitado. Así, si tomamos como parámetros de lo limitado los objetos concretos del mundo de las formas, por ejemplo una lámina metálica, una cinta, ápeiron será lo que no tiene bordes o extremos, porque se han unido en un anillo, o en una llanta. Ahora bien lo esférico puede ser tomado, a su vez, como referencia de lo limitado, como el cosmos esférico limitado por una superficie inmersa en un espacio vacío, y, entonces el ápeiron sería una esfera de radio infinito, sin límites, es decir una extensión, llena, infinita por todas sus partes. El ápeiron sería, pues, lo esférico, lo infinito en extensión espacial. El ápeiron se nos presenta así como la fuente inagotable de energía que garantiza la transformación y la unidad del cosmos.

Generación, corrupción, generación

Dos son las características del ápeiron de Anaximandro: Infinito e Indeterminado. En cuanto infinito el ápeiron es fuente de energía y movimiento para que en el mundo no cese la generación y corrupción. Pero además el ápeiron no es ninguno de los denominados elementos sino algo indeterminado. Esta indeterminación es relativa al mundo generado en su seno como el embrión en la placenta. Anaxímenes, el discípulo de Anaximandro, conservará de su maestro la infinitud del arjé, pero ya no será indeterminado como en Anaximandro sino algo determinado: el aire.

La interpretación del arjé como infinito e indeterminado, del ápeiron como aquello en que todas las formas del mundo, y en particular los opuestos, se reabsorben, como fuente inagotable de energía que garantiza la transformación y unidad del cosmos, indica ya el camino hacia la ontología general.
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