El análisis de suelos

El cuidado del suelo es una práctica agronómica fundamental para el cuidado de tan valioso recurso.

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El análisis de suelo es una herramienta básica e indispensable de la agricultura tanto tradicional como sostenible, que hace posible conocer la fertilidad del suelo, su textura y estructura, así como las carencias o deficiencias en elementos nutritivos que deben incorporarse mediante abonos orgánicos o fertilizantes químicos. El análisis de suelos permite al productor sea pequeño, mediano o grande, contar con una "radiografía" del estado en que se encuentra su suelo, acompañado de las  recomendaciones a tener en cuenta para su recuperación, de acuerdo al tipo de cultivo a establecer: hortalizas, cereales, oleaginosas, frutales y flores, entre otros. Entre las recomendaciones más usuales figuran: el agregado de algún elemento químico importante o macroelemento como nitrógeno (N), fósforo (P), potasio (K); la necesidad de incorporar algún microelemento como magnesio; la adición de cal agrícola en una determinada dosis para neutralizar la acidez del suelo; el agregado de materia orgánica para mejorar su textura y estructura, principalmente en suelos arenosos. En todos estos ejemplos, hay que tener presente los cultivos anteriores, los actuales y futuros en una determinada parcela.

PASOS
Existen tres etapas para la realización de un análisis de suelos:
Muestreo del suelo. El productor toma muestras del suelo y las envía a un laboratorio de análisis.
Análisis del suelo. El laboratorio de suelos realiza el análisis químico de  la muestra y concluye con recomendaciones para el productor.
Preparación y aplicación de un plan de abonado y de fertilización. El productor procede de acuerdo a las recomendaciones dadas por el laboratorio de análisis.

PROCEDIMIENTO DEL MUESTREO
Para la toma de muestras de suelo, el agricultor necesita las siguientes herramientas y elementos: una pala de punta, un cuchillo o machete, un balde y bolsas de plástico limpias.

A continuación, los pasos a realizar:
Limpiar la superficie del terreno, eliminando los restos de plantas, de vegetación y demás residuos que hubieren, sin raspar la superficie.
Abrir un hoyo en forma de V de 20 cm de profundidad con ayuda de la pala de punta, eliminando los restos de raíces, de vegetales y demás existentes.

Extraer, de uno de los lados del hoyo, una camada de tierra de 3 cm a 5 cm de espesor.

Eliminar los bordes de cada lado de la porción de tierra extraída, con ayuda del machete o cuchillo, dejando la parte media.
Depositar en el balde limpio, la parte o camada media de tierra separada.

Repetir la operación de extracción de muestras, en cada uno de los puntos del terreno que se hubieren marcado, depositando cada porción seleccionada en el balde. Se estima unas 10 tomas por hectárea de terreno.

Mezclar las muestras recogidas en el balde a fin de obtener una más representativa del terreno.

Tomar de la mezcla una porción de ½ kg a 1 kg y colocarla en la bolsa de plástico.

ENVÍO AL LABORATORIO
Enviar la muestra al laboratorio acompañando con los siguientes datos: Nombre y apellido del propietario. Localidad. Parcela. Cultivo anterior.
 Cultivo a implementar. Fecha de extracción de la muestra.  

La muestra a enviar al laboratorio debe estar bien seca; de lo contrario se secará a la sombra bajo techo.

La muestra puede enviarse a una de las direcciones siguientes:

Laboratorio del Instituto  Agronómico Nacional (IAN), km 48 de la ruta N.º 2 Caacupé.

Laboratorio  de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Asunción, Campus Universitario de San Lorenzo. Laboratorios de empresas privadas.
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