El ajo nacional comienza a mostrar sus dientes a los competidores extranjeros

Con calidad, mejor precio y más sabor, el ajo paraguayo puede dar dura batalla a sus competidores procedentes de China y Argentina que hoy copan el mercado.

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Pese a que existen varias experiencias exitosas de cultivo de ajo en nuestro país, inexplicablemente el producto se sigue importando a gran escala hasta de la lejana china.En nuestro país compiten casi de igual a igual el ajo argentino y chino. En mucho menor escala se encuentra el nacional, con una participación en el mercado que apenas llegaría al 10%, según estimaciones.

El ajo chino parece llevarse la preferencia de los consumidores. Su principal fortaleza sería la buena apariencia de los bulbos y su mejor presentación en cuanto al envasado. Los importadores traen el ajo de China en bolsas de 20 kilos que cuestan G. 170.000 o cajas de 10 kilos que cuestan G. 100.000, aproximadamente.

"Tienen linda pinta, pero algún tratamiento químico deben tener para que dure mucho tiempo. Además es más caro que el nacional", aseguran los vendedores al por mayor de este producto en el Mercado de Abasto de Asunción.

Otro gran jugador es el ajo argentino, que viene en fardos de 50 kilogramos y que cuestan en promedio G. 220.000. Las cajas de 10 kilos de ajo de procedencia argentina cuestan G. 40.000.   

En los últimos años la producción de ajo paraguayo se vio avasallada por los productos importados de China y Argentina. En el Abasto se puede constatar que las bolsas con el producto nacional no tienen buen aspecto, los bulbos son más pequeños y sus dientes muy irregulares. Pero a favor del ajo producido en el país se puede decir que su calidad es mejor si se toma en cuenta que es más natural y tiene un sabor más fuerte.

Otra ventaja significativa es que su precio es mucho más barato. Una bolsa de 15 kilos cuesta G. 40.000.

Con un rendimiento de 7.500 kilos de ajo por hectárea -demostrado en parcelas experimentales-, en el Paraguay deberían cultivarse alrededor de 365 hectáreas para abastecer a una demanda de 2,7 millones de kilos, dato que se obtiene si miramos la importación registrada durante el año 2010.

En el corriente 2011, la importación del producto, hasta el mes de octubre alcanzó casi 2 millones de kilos e implicó la salida del país de US$ 938.413.

Mejoró el cultivo

No obstante, para el ajo paraguayo hay buenas perspectivas. Hay varias experiencias que demuestran que en nuestro país se pueden producir bulbos de la misma calidad que los importados.   

Desde el año pasado, en forma conjunta el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), el Instituto Paraguayo de Tecnología Agrícola (IPTA), la Dirección de Extensión Agraria (DEAg) y la Dirección de Comercialización (DC), trabajan en el "Proyecto de mejoramiento de la calidad del ajo", buscando variedades nuevas que puedan remplazar las existentes.   

Se instalaron parcelas demostrativas en diferentes puntos del país, con las variedades de ajos con genética mejorada Quiteria y Cazador. En la localidad de Artigas ya se dieron a conocer los buenos resultados en las parcelas demostrativas instaladas por el IPTA.   

Los productores tienen acompañamiento y control técnico permanente de los especialistas de la DEAg y del IPTA en dicho rubro, desde la siembra, aplicación de abono, control de plagas y enfermedades.

Escenario mundial

* El mercado mundial de ajo mantiene un crecimiento constante. Según datos de la FAO, la producción mundial de ajo es cercana a 15 millones de toneladas.   

*Se pueden diferenciar cuatro grandes centros mundiales de producción y consumo.   

* El centro asiático produce el 86% del ajo del mundo. El centro europeo o mediterráneo, conformado por España, Francia e Italia (se anexan Egipto y Turquía por proximidad geográfica), aporta el 6%. El centro norteamericano, que agrupa a México y Estados Unidos, representa el 3%.

*El centro sudamericano, conformado por Brasil, Argentina y Chile, aporta el 4% de la producción global.   

*China es el principal productor, con 10 millones de toneladas.   

*El ajo es el condimento natural por excelencia y forma parte de los hábitos alimentarios y terapéuticos de muchas culturas.
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