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El proyecto de ley sobre salud sexual, reproductiva y materno perinatal, que fue presentado por el senador Carlos Filizzola, el 10 de mayo en la Cámara de Senadores, trata sobre el derecho que tenemos las mujeres de acceder a una libre opción sexual, prevenir los embarazos no deseados, garantizar la provisión gratuita de métodos anticonceptivos y, a la vez, disminuir el elevado índice de mortalidad materno infantil. Increíblemente, estos puntos que deberían ser cuestión de Salud Pública, levantaron una polémica absurda.
Me pregunto qué pasaría conmigo si hoy con tres hijos menores, por esas cosas de la vida, me quedara embarazada sin haber planeado la situación. Lo primero que pensé fue en un aborto legal. Tener un hijo es mucho más complejo y complicado de lo que se cree, además de generar gastos económicos.
El aborto es un tema del siglo XXI, muy diferente quizás a años anteriores o en épocas de mi abuela o de mi madre, en que ninguna de ellas podía discutir si quedar embarazadas o no. No cabía la posibilidad de protestar.
Nosotras tenemos derecho a decidir sobre nuestro cuerpo. Tener, o no, un hijo depende exclusivamente de nosotras.
La Iglesia Católica pareciera ir siempre a contramano de la historia. Los religiosos no miden las consecuencias de tantas mujeres y hombres sin acceso a preservativos o métodos anticonceptivos. Me pregunto si a la curia le gusta ver a tantos niños desorientados, con padres y madres que no desearon tenerlos.
La reciente visita del papa Benedicto XVI a Brasil generó polémica. El Pontífice hizo un fuerte pronunciamiento contra el aborto y los métodos anticonceptivos, además de criticar el sexo fuera del matrimonio, como si viviéramos en la Edad Media. El aborto está prohibido en Brasil, pero el Gobierno distribuye más de 300 millones de condones gratis todos los años para prevenir el sida y los embarazos indeseados.
Si una mujer no tiene dinero o condiciones emocionales para criar a un niño, ¿cómo puede dar a luz? La mujer debe tener derecho a decidir qué es mejor, dijo la famosa modelo brasileña Gisele Bündchen, de 26 años, al diario Folha de São Paulo.
Las mujeres deberían tener derecho a elegir sobre el aborto. Debería eliminarse por extemporáneo el artículo 349 del Código Penal Paraguayo, que dice que la mujer que causare su aborto, por cualquier medio empleado por ella misma o por un tercero, con su consentimiento, será castigada con penitenciaría de quince a treinta meses.
No son leyes coherentes, porque no estamos en el medioevo, y más aún cuando los países vecinos avanzan hacia la legalización del aborto.
¡Basta de caretas! Miles de madres desesperadas buscan incansablemente guías que les indiquen cuál es camino perfecto, cuál es la mejor manera de educar a los hijos. Y cómo es posible obligar a alguien a traer un hijo al mundo si no quiere hacerlo.
Las mujeres debemos analizar el tema y plantear un cambio con criterio y responsabilidad. Cualquier decisión debe estar avalada bajo una correcta información tanto médica como psicológica.
Me pregunto qué pasaría conmigo si hoy con tres hijos menores, por esas cosas de la vida, me quedara embarazada sin haber planeado la situación. Lo primero que pensé fue en un aborto legal. Tener un hijo es mucho más complejo y complicado de lo que se cree, además de generar gastos económicos.
El aborto es un tema del siglo XXI, muy diferente quizás a años anteriores o en épocas de mi abuela o de mi madre, en que ninguna de ellas podía discutir si quedar embarazadas o no. No cabía la posibilidad de protestar.
Nosotras tenemos derecho a decidir sobre nuestro cuerpo. Tener, o no, un hijo depende exclusivamente de nosotras.
La Iglesia Católica pareciera ir siempre a contramano de la historia. Los religiosos no miden las consecuencias de tantas mujeres y hombres sin acceso a preservativos o métodos anticonceptivos. Me pregunto si a la curia le gusta ver a tantos niños desorientados, con padres y madres que no desearon tenerlos.
La reciente visita del papa Benedicto XVI a Brasil generó polémica. El Pontífice hizo un fuerte pronunciamiento contra el aborto y los métodos anticonceptivos, además de criticar el sexo fuera del matrimonio, como si viviéramos en la Edad Media. El aborto está prohibido en Brasil, pero el Gobierno distribuye más de 300 millones de condones gratis todos los años para prevenir el sida y los embarazos indeseados.
Si una mujer no tiene dinero o condiciones emocionales para criar a un niño, ¿cómo puede dar a luz? La mujer debe tener derecho a decidir qué es mejor, dijo la famosa modelo brasileña Gisele Bündchen, de 26 años, al diario Folha de São Paulo.
Las mujeres deberían tener derecho a elegir sobre el aborto. Debería eliminarse por extemporáneo el artículo 349 del Código Penal Paraguayo, que dice que la mujer que causare su aborto, por cualquier medio empleado por ella misma o por un tercero, con su consentimiento, será castigada con penitenciaría de quince a treinta meses.
No son leyes coherentes, porque no estamos en el medioevo, y más aún cuando los países vecinos avanzan hacia la legalización del aborto.
¡Basta de caretas! Miles de madres desesperadas buscan incansablemente guías que les indiquen cuál es camino perfecto, cuál es la mejor manera de educar a los hijos. Y cómo es posible obligar a alguien a traer un hijo al mundo si no quiere hacerlo.
Las mujeres debemos analizar el tema y plantear un cambio con criterio y responsabilidad. Cualquier decisión debe estar avalada bajo una correcta información tanto médica como psicológica.