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La diverticulosis (presencia de divertículos en el intestino grueso) es una afección que no tiene cura, pero puede prevenirse y disminuir el dolor con una guía de alimentos específicos.
Aunque puede ser detectada a cualquier edad, aparece con mayor frecuencia en los adultos mayores. Alrededor del 80 % de las personas con divertículos (diverticulosis) no presenta síntomas y la enfermedad es diagnosticada al realizar exámenes del colon intentando conocer las causas de las molestias abdominales. El síntoma principal es el dolor abdominal continuo o intermitente, por lo general de poca intensidad y localizado en la parte baja del abdomen, sobre todo del lado izquierdo. Suele aliviarse con la evacuación y/o expulsión de gases y empeorar luego de la ingestión de alimentos. Puede observarse también alternancia en el ritmo de las deposiciones (estreñimiento y/o diarrea), distensión del abdomen, necesidad imperiosa de evacuar y expulsión de mocos con las heces. En principio no hay que desesperarse porque en general es benigna, se puede convivir con ella crónicamente y no debe asociarse automáticamente a otras patologías mucho más severas.
La mejor forma de prevenir esta patología es cuidar la alimentación, eliminando las semillas o cáscaras de los alimentos, ya que los granos pueden raspar la pared del intestino y perforar, inflamar, infectar o provocar sangrado (frutillas, tomates, kiwis, uvas, higos, etc.), así como evitar las bebidas con gas.
Existen algunos alimentos recomendados para las personas que tienen divertículos, aunque en cada caso debe evaluarse la tolerancia del organismo a los mismos.
Lácteos: leches y yogures.
Quesos: untables, blandos y semiduros. Evitar los de pasta dura.
Huevo: 3 veces por semana sin inconveniente, evitando las frituras.
Carnes: de vaca magra, pollo sin piel ni grasa, pescados magros.
Hortalizas: se prefieren las de hoja por su contenido de fibra. También zanahoria, remolacha y cebolla crudas.
Frutas: naranja, manzana, piña, ciruela, durazno, banana, pera, melón, pomelo. Crudas y sin semillas.
Cereales y derivados: preferentemente integrales, arroz y pasta integral, avena de salvado.
Panificados: integrales.
Dulces: mermeladas de fruta sin semillas, azúcar blanca y miel.
Grasas: aceites vegetales de girasol, maíz, canola y oliva.
Condimentos: sal y aromáticas (orégano, tomillo, azafrán, salvia, estragón y laurel).
Infusiones: té, mate, café suave, manzanilla.
Bebidas: agua sin gas, jugos de frutas naturales, bebidas a base de hierbas.
Si tiene la sospecha de padecer divertículos, consulte a su gastroenterólogo.
Aunque puede ser detectada a cualquier edad, aparece con mayor frecuencia en los adultos mayores. Alrededor del 80 % de las personas con divertículos (diverticulosis) no presenta síntomas y la enfermedad es diagnosticada al realizar exámenes del colon intentando conocer las causas de las molestias abdominales. El síntoma principal es el dolor abdominal continuo o intermitente, por lo general de poca intensidad y localizado en la parte baja del abdomen, sobre todo del lado izquierdo. Suele aliviarse con la evacuación y/o expulsión de gases y empeorar luego de la ingestión de alimentos. Puede observarse también alternancia en el ritmo de las deposiciones (estreñimiento y/o diarrea), distensión del abdomen, necesidad imperiosa de evacuar y expulsión de mocos con las heces. En principio no hay que desesperarse porque en general es benigna, se puede convivir con ella crónicamente y no debe asociarse automáticamente a otras patologías mucho más severas.
La mejor forma de prevenir esta patología es cuidar la alimentación, eliminando las semillas o cáscaras de los alimentos, ya que los granos pueden raspar la pared del intestino y perforar, inflamar, infectar o provocar sangrado (frutillas, tomates, kiwis, uvas, higos, etc.), así como evitar las bebidas con gas.
Existen algunos alimentos recomendados para las personas que tienen divertículos, aunque en cada caso debe evaluarse la tolerancia del organismo a los mismos.
Lácteos: leches y yogures.
Quesos: untables, blandos y semiduros. Evitar los de pasta dura.
Huevo: 3 veces por semana sin inconveniente, evitando las frituras.
Carnes: de vaca magra, pollo sin piel ni grasa, pescados magros.
Hortalizas: se prefieren las de hoja por su contenido de fibra. También zanahoria, remolacha y cebolla crudas.
Frutas: naranja, manzana, piña, ciruela, durazno, banana, pera, melón, pomelo. Crudas y sin semillas.
Cereales y derivados: preferentemente integrales, arroz y pasta integral, avena de salvado.
Panificados: integrales.
Dulces: mermeladas de fruta sin semillas, azúcar blanca y miel.
Grasas: aceites vegetales de girasol, maíz, canola y oliva.
Condimentos: sal y aromáticas (orégano, tomillo, azafrán, salvia, estragón y laurel).
Infusiones: té, mate, café suave, manzanilla.
Bebidas: agua sin gas, jugos de frutas naturales, bebidas a base de hierbas.
Si tiene la sospecha de padecer divertículos, consulte a su gastroenterólogo.