Diarrea neonatal de los terneros

Cargando...

La diarrea neonatal es una enfermedad que afecta a los terneros desde el nacimiento hasta los primeros 35 días de vida y se caracteriza por excreción de abundante materia fecal acuosa; deshidratación progresiva y, en casos severos, muerte en pocos días. Para que la enfermedad se manifieste, deben asociarse varios factores, tales como: un agente infeccioso (virus, bacterias y parásitos), una mala transferencia de inmunidad pasiva por calostro, sumados a condiciones ambientales y de manejo adversas. En nuestro país, la diarrea neonatal de los terneros es particularmente grave y frecuente. La enfermedad provoca pérdidas económicas significativas por morbilidad y mortalidad. El impacto económico es importante, ya que su elevada incidencia (que puede ser superior al 60 %) implica tratamientos veterinarios; demanda  tiempo y mano de obra; también porque la mortalidad puede ser elevada (hasta el 20 %); así como el retraso en el desarrollo corporal que manifiestan los animales afectados. Hay que tener muy en cuenta que la falta de higiene en los sistemas de crianza artificial, la alta carga animal y la concentración de la parición en los sistemas de cría son factores que condicionan a la aparición de la enfermedad con elevada incidencia.

IMPORTANCIA DEL MANEJO AMBIENTAL
El  conocer la fecha de inicio y distribución de la parición es importante para la vacunación de las hembras gestantes, en el momento más adecuado para proteger al ternero por el calostro. Asimismo, se debe prestar atención al nivel nutricional de los vientres durante los 60 días preparto; y, en caso de asignar potreros para la parición en los que se hubiera observado diarrea neonatal durante el año anterior, evitar su uso para vaquillonas de primer parto.

ETIOLOGÍA
Si bien las causas de la diarrea neonatal de los terneros pueden ser infecciosas o no infecciosas, siendo las primeras las que originan mayores problemas de mortalidad, los agentes etiológicos involucrados son varios, siendo los virus los más importantes. El
Rotavirus bovino es el principal agente causal de la diarrea neonatal de los terneros en rodeos de cría. Este virus se encuentra ampliamente distribuido en el mundo y se lo detecta en más de la tercera parte de los casos de diarrea en terneros de cría. La
asociación de rotavirus y coronavirus con otros agentes que causan diarrea, como la bacteria Escherichia coli o el parásito Cryptosporidium, también son motivo de diarreas severas y pérdida de terneros. Al Cryptosporidium, un protozoo cercano a los coccidios y también causante primario de diarrea, se lo identifica en el 25 % de los casos. Solo un limitado número de cepas de E. coli son patógenos primarios, capaces de provocar diarrea severa en terneros menores de una semana de vida.  La mayoría de las cepas de E. coli identificadas actuarían como agente secundario complicando una infección viral, o la causada por criptosporidio.

IMPORTANCIA DEL DIAGNÓSTICO
Es importante identificar la causa de la diarrea, ya que según los resultados, se podrá decidir sobre los tratamientos a establecer y plantear futuras estrategias de vacunación con inmunógenos adecuados; eventualmente también, evaluar la eficacia de la vacunación.
El veterinario responsable de la sanidad del establecimiento deberá ser consultado cuando se detecten los primeros animales afectados: él decidirá sobre las acciones a seguir. Lo más aconsejable es seleccionar terneros afectados en los estadios iniciales de la enfermedad para obtener materia fecal y remitir al laboratorio de diagnóstico. Una mejor posibilidad de éxito en el diagnóstico puede lograrse obteniendo muestras de al menos 5-10 terneros afectados. Con el envío de la materia fecal refrigerada en viales (raspaduras) individuales, es importante adjuntar información sobre las características del brote.

MANEJO DEL RODEO AFECTADO
En muchos casos, la enfermedad se produce porque las altas dosis de virus que infectan al ternero superan las defensas transferidas por el calostro.  Por lo tanto, es importante: disminuir la carga instantánea en los potreros donde hay enfermos o antecedentes de diarrea neonatal; apartar del rodeo los terneros afectados con sus madres. En este momento, se pueden recolectar muestras para diagnóstico antes de realizar cualquier tratamiento; dar ayuno por 24-36 horas; proceder a la rehidratación, oral o inyectable, según la gravedad del caso; instaurar el tratamiento de los afectados con antibiótico (la selección del mismo debería basarse en los resultados del antibiograma realizado por el laboratorio de diagnóstico); recordar que los antidiarreicos (antiespasmódicos) no son efectivos. La diarrea neonatal de los terneros se debe
primeramente a un desbalance intestinal y no a un proceso de mayor motilidad.

REGISTRO DE  LA INFORMACIÓN
Para la planificación en salud animal, es importante llevar un registro mínimo de información. En el caso de la diarrea neonatal, esta debería incluir: la cantidad de enfermos en terneros hijos de vacas vs. vaquillonas; terneros afectados por día/semana;
número de muertos por diarrea u otras causas y factores climáticos durante el brote (registro de lluvias, temperatura, entre otros).
Además, es importante la instrucción del personal que está en contacto con los animales, para la obtención de información sobre las novedades diarias en los potreros en parición, en la que se incluye el registro de una simple evaluación clínica por parte
del veterinario del cuadro diarreico observado. En este sentido, existen tres estadios:
Diarrea grave: Necesita de atención veterinaria (hidratación, tratamientos sintomáticos), pero el cuadro es difícil de revertir y se observa la muerte de terneros.

Diarrea importante: Requiere atención veterinaria.  Los terneros responden al tratamiento y no se observa muerte o casos aislados.

Diarrea leve: Los terneros presentan un cuadro leve, no pierden estado. No necesita atención clínica y revierte en pocos días.

PREVENCIÓN Y CONTROL
El primer paso para establecer un programa de control de la diarrea neonatal de los terneros es identificar los factores de riesgo.  La corrección de factores relacionados con el manejo, nutrición e higiene del rodeo contribuye a minimizar la ocurrencia de la enfermedad en  los terneros. La incidencia y tasa de mortalidad dependerán del grado de exposición a los agentes infecciosos y del nivel de resistencia del ternero.

Existen principios básicos de control que deberían ser aplicados en todos los rodeos con problemas, y son: Reducir el grado de exposición de los terneros neonatos a los agentes infecciosos; proporcionar resistencia no específica máxima a través de un buen nivel nutricional; adecuado consumo de calostro; y aumentar la resistencia específica de los neonatos mediante la vacunación de las hembras gestantes. La disminución de la exposición de los terneros a agentes infecciosos se obtiene a través de prácticas de manejo, permitiendo que los animales permanezcan en un ambiente con reducida contaminación. La utilización de potreros para parición sin ocupación reciente por otros bovinos, proporciona un medio favorable a los terneros, luego del nacimiento. Las hembras no deberían permanecer mucho tiempo en estos potreros de parición (1 a 2 semanas preparto y unas 48 horas posparto); y la carga animal no debería ser excesivamente alta, siendo la superficie adecuada no inferior a 300 m2 por vaca. Cuando el número de hembras gestantes supera los cien animales, deberían ser separadas en grupos más reducidos, de 50 a 75 animales. Se deberían intensificar las recorridas durante la parición, para detectar posibles problemas de parto, trastornos del periparto, o enfermedades neonatales.

La resistencia inespecífica se logra administrando buena alimentación a la madre. Las vacas y vaquillonas vacunadas antes del parto son altamente eficientes en concentrar inmunoglobulinas circulantes en el calostro.  Por lo tanto, si el ternero en las primeras 6-8 horas de vida tiene acceso a suficiente calostro (1,5 a 2 litros), el nivel de anticuerpos circulantes será adecuado. Debe recordarse que la capacidad para absorber las inmunoglobulinas calostrales se pierde a las 24 horas. Un adecuado nivel nutricional a los vientres preñados en los últimos 60 días de gestación, asegura el nacimiento de un ternero vigoroso y la producción de calostro en calidad y cantidad suficiente.

Los terneros que presentan diarrea deben ser separados del rodeo junto a sus madres en otro potrero para el tratamiento y convalecencia. Esta práctica es de fundamental importancia para evitar la difusión de la enfermedad por ternero afectado.

La resistencia a la diarrea neonatal de los terneros puede incrementarse mediante un adecuado programa de vacunación de los vientres gestantes, que transferirán anticuerpos específicos al ternero con el calostro.

VACUNAS
Se han desarrollado vacunas formuladas contra los rotavirus bovino y E. coli. Aunque no protegen contra todos los agentes causales de diarrea neonatal, son eficaces en reducir el número de casos, cuando se asocian a medidas de manejo apropiadas. Generalmente, se aconseja inmunizar con dos dosis de vacuna a los 60 días y 15 días previos al inicio de la parición. Cabe destacar que los resultados obtenidos con la vacunación son variables, fundamentalmente, debido a que en la ocurrencia de diarrea neonatal de los terneros intervienen múltiples factores.

Dentro de las posibles causas de la "falla" de las vacunas, se podrían mencionar: la vacuna no fue aplicada correctamente (número de dosis insuficiente y tiempo preparto fuera del período de entre 60 días y 15 días previos a la parición); el ternero no tuvo acceso al calostro en tiempo y cantidad (particularmente importante en terneros hijos de vaquillonas); el agente que causa la diarrea no está contenido en la vacuna (Ej.: no hay vacunas contra criptosporidio); y el nivel de desafío supera la protección transferida por el calostro.

(*) Especialista en sanidad animal.
Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...