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Y no solamente eso; he leído el caso de un bombero que se quemó grandemente para salvar la vida de un perro. Cuando el hombre se sentó a descansar, el perro Doberman fue a lamerle la cara, como forma de agradecimiento. Por eso y mucho más, en este breve artículo va un homenaje a los animales en su día.Como hombre de animales y amigo de los animales, a mí no me extrañan estas actitudes de los animales, pues yo atendí una vez a un can que llegó a la clínica con toda la región inferior del cuerpo en carne viva, porque le derramaron agua hirviendo. El animal estaba furioso por el dolor que sentía, y uno no se le podía acercar. Con mucha paciencia, logramos atarle la boca para poder manejarlo. Aun así, con mucha dificultad, pudimos alzarlo sobre la mesa de curaciones, y lo acostamos de espaldas. El pobre animal gemía cuando le practicábamos la curación, pero lo hicimos. Lo bajamos y lo llevamos a un canil para que esté tranquilo y pase la noche.
Al día siguiente, muy preocupado por el animal (me entraban ganas de arrojarle el agua caliente al hombre que lo hizo), fui hasta el canil para ver al paciente. Al verme se puso de pie y comenzó a mover su cola. Pero como el día anterior estaba muy malo, despacito, puse mi mano dentro de la reja del canil, entonces con todo cariño este perro me lamió gratamente la mano, y le dije: "Estás agradecido". Luego, le coloqué una cuerda al cuello y lo llevési para su curación.
Al llegar al costado de la mesa se paró y me permitió que lo alce sin atarle la boca. Lo deposité sobre la mesa; el can de inmediato se volteó, se puso de espaldas, abriendo sus manos y sus patas como diciéndome: "puedes tratarme".
Me impresioné tanto que le hablé y le dije: "Eres un perro maravilloso, por lo visto entendiste que el tratamiento te hizo bien". Entonces me dije a mí mismo: "Acabo de ganarme un gran amigo; que no le morderá la mano al que le da de comer".
Los animales son seres excepcionales y nos sorprenden con sus actitudes. Nos entienden cuando les hablamos y tratamos con cariño. Ellos presienten cosas; he visto derramar lágrimas a dos caballos y a varios perros en circunstancias diversas.
Un caballito pony al que ya no se le podía salvar la vida, me miró, y derramó lagrimas para morir un rato después. Otra situación muy especial fue la de un caballo con su dueño; jinete y caballo eran uno solo, pues se entendían mucho. El jinete falleció en un accidente automovilístico. Para su entierro, se le colocó al animal detrás del féretro con sus atalajes puestos, y con los estribos levantados, como se estila en estos casos. El caballo marchaba con pasos airosos, levantando las manos y las patas a cada paso, y vi que iba derramando lágrimas. Creo que no puede existir muestra de amor más grande. Por algo y conociéndolos tan bien, San Francisco de Asís, el patrono de los animales decía: "Tratemos a los animales como a seres humanos".
Para mí son muy importantes las mascotas, pues siempre las consideré como la soledad compartida.
Leí una publicación en la que científicos de la Universidad de Cambridge manifestaron: "Sí, las personas que no tienen una mascota tienen más estrés. Las mascotas nos hacen sentir optimistas, relajados, y eso baja la presión de la sangre. Los perros son siempre los mejores, pero aun los peces dorados funcionan bien para esto".
Con certeza, Ben Williams escribió: "No hay mejor siquiatra en el mundo que un cachorro lamiéndote la cara; e Immanuel Kant (este famoso filósofo alemán fue inscripto como "Emmanuel", pero lo cambió por "Immanuel", después de aprender el idioma árabe) dijo: "Podemos juzgar el corazón de una persona por la forma en que trata a los animales".
Al día siguiente, muy preocupado por el animal (me entraban ganas de arrojarle el agua caliente al hombre que lo hizo), fui hasta el canil para ver al paciente. Al verme se puso de pie y comenzó a mover su cola. Pero como el día anterior estaba muy malo, despacito, puse mi mano dentro de la reja del canil, entonces con todo cariño este perro me lamió gratamente la mano, y le dije: "Estás agradecido". Luego, le coloqué una cuerda al cuello y lo llevési para su curación.
Al llegar al costado de la mesa se paró y me permitió que lo alce sin atarle la boca. Lo deposité sobre la mesa; el can de inmediato se volteó, se puso de espaldas, abriendo sus manos y sus patas como diciéndome: "puedes tratarme".
Me impresioné tanto que le hablé y le dije: "Eres un perro maravilloso, por lo visto entendiste que el tratamiento te hizo bien". Entonces me dije a mí mismo: "Acabo de ganarme un gran amigo; que no le morderá la mano al que le da de comer".
Los animales son seres excepcionales y nos sorprenden con sus actitudes. Nos entienden cuando les hablamos y tratamos con cariño. Ellos presienten cosas; he visto derramar lágrimas a dos caballos y a varios perros en circunstancias diversas.
Un caballito pony al que ya no se le podía salvar la vida, me miró, y derramó lagrimas para morir un rato después. Otra situación muy especial fue la de un caballo con su dueño; jinete y caballo eran uno solo, pues se entendían mucho. El jinete falleció en un accidente automovilístico. Para su entierro, se le colocó al animal detrás del féretro con sus atalajes puestos, y con los estribos levantados, como se estila en estos casos. El caballo marchaba con pasos airosos, levantando las manos y las patas a cada paso, y vi que iba derramando lágrimas. Creo que no puede existir muestra de amor más grande. Por algo y conociéndolos tan bien, San Francisco de Asís, el patrono de los animales decía: "Tratemos a los animales como a seres humanos".
Para mí son muy importantes las mascotas, pues siempre las consideré como la soledad compartida.
Leí una publicación en la que científicos de la Universidad de Cambridge manifestaron: "Sí, las personas que no tienen una mascota tienen más estrés. Las mascotas nos hacen sentir optimistas, relajados, y eso baja la presión de la sangre. Los perros son siempre los mejores, pero aun los peces dorados funcionan bien para esto".
Con certeza, Ben Williams escribió: "No hay mejor siquiatra en el mundo que un cachorro lamiéndote la cara; e Immanuel Kant (este famoso filósofo alemán fue inscripto como "Emmanuel", pero lo cambió por "Immanuel", después de aprender el idioma árabe) dijo: "Podemos juzgar el corazón de una persona por la forma en que trata a los animales".