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Muchas veces las elecciones apresuradas traen consigo consecuencias indeseables, como la insatisfacción con la especialidad elegida y la necesidad de rehacer la opción cuando los cursos ya se están llevando a cabo.
Esto se ve reforzado por la falta de información y de formación en la educación formal.
También se ve incrementado por el extendido desempleo, que muchas veces lleva a dejar a un lado la vocación por la falta de posibilidades de trabajo en la ocupación predilecta, y la necesidad de tomar el primer trabajo que aparece (sin la posibilidad de considerar si es acorde a los intereses y a las capacidades de cada uno y si se respetan o no sus derechos).
Se debe asignar gran importancia a la necesidad de seguimiento y evaluación permanente, para flexibilizar el proceso y adecuarlo continuamente.
Se sugiere como alternativa llevar a cabo talleres grupales, por el apoyo que significa el grupo de pares en la etapa de la adolescencia y la juventud. Es conveniente conformar grupos de personas, para promover una integración normalizada.
Es importante reforzar las actitudes positivas de cada joven, más allá de las dificultades que puedan presentar.
CONCEPTOS BÁSICOS DE LA ORIENTACIÓN
Como punto de partida, es necesario aclarar que el concepto de orientación está estrechamente relacionado con el concepto de vocación que se utilice.
Si se entiende que la vocación es innata, la orientación
sólo tiene que descubrirla, y encauzar al individuo; si se entiende que la vocación se hace a través de los aprendizajes, la orientación evalúa lo que se ha aprendido y lo que se puede aprender; si la vocación es el conjunto de habilidades e intereses para ciertas tareas, la orientación las mide y señala las áreas donde se cree que se rendiría más; si la vocación es un proceso de intercambio y síntesis entre disposiciones,
tipo de personalidad y resultados de aprendizajes,
la orientación diagnostica esos tres niveles y trata de
correlacionarlos.
Sin embargo, más allá del enfoque que se utilice, se debe tener presente la necesaria conexión permanente entre lo vocacional y lo ocupacional.
La orientación vocacional-ocupacional, así denominada, amplía e integra los antes disociados campos de las llamadas orientación vocacional, orientación profesional u orientación laboral. Esta propuesta surge como resultado de superar la dicotomía: vocación (llamado interior, concerniente sólo al individuo) y profesión, trabajo u ocupación (oportunidad y demanda sociocultural).
La orientación vocacional-ocupacional se enfoca al crecimiento de la persona, incluyendo su expresión y realización a través de una ocupación.
Se considera la vocación-ocupación como un proceso de decisiones personales, que es parte de un proyecto de vida, en el cual cada persona combina sus valores, intereses, capacidades y limitaciones, así como las posibilidades existentes en el medio, para formular y llevar a cabo un plan de acción referente a formación y empleo. La orientación constituye un apoyo a esa toma de decisiones, proporcionando elementos para la reflexión personal, así como aportes de información y de instrumentos para llevar a la práctica sus decisiones.
En la orientación confluyen y se coordinan las características de la persona y del contexto en el cual está inmersa.
Reviste marcada relevancia cuando nos encontramos ante la posibilidad de orientar a un joven, ya que requiere un análisis pormenorizado de sus potencialidades, intereses, ritmo y formas de aprender; experiencias sociales, tipo, nivel y características de su interés.
Las acciones de orientación deben integrar en forma coherente los propósitos, las características de los sujetos (considerando características específicas individuales y sociales) y las estrategias e instrumentos.
Para reflexionar
1- ¿Qué entiendo por orientación vocacional ocupacional?
2. ¿Qué importancia tiene en su concepto, la orientación vocacional-ocupacional en la formación para el trabajo?
BIBLIOGRAFÍA
- Mertens, L. Competencia laboral. Anaya. 1999.
Franco de Machado, C. Manual básico de desarrollo personal en las instituciones de formación profesional. Montevideo: Cinterfor, 1997.
Esto se ve reforzado por la falta de información y de formación en la educación formal.
También se ve incrementado por el extendido desempleo, que muchas veces lleva a dejar a un lado la vocación por la falta de posibilidades de trabajo en la ocupación predilecta, y la necesidad de tomar el primer trabajo que aparece (sin la posibilidad de considerar si es acorde a los intereses y a las capacidades de cada uno y si se respetan o no sus derechos).
Se debe asignar gran importancia a la necesidad de seguimiento y evaluación permanente, para flexibilizar el proceso y adecuarlo continuamente.
Se sugiere como alternativa llevar a cabo talleres grupales, por el apoyo que significa el grupo de pares en la etapa de la adolescencia y la juventud. Es conveniente conformar grupos de personas, para promover una integración normalizada.
Es importante reforzar las actitudes positivas de cada joven, más allá de las dificultades que puedan presentar.
Si se entiende que la vocación es innata, la orientación
sólo tiene que descubrirla, y encauzar al individuo; si se entiende que la vocación se hace a través de los aprendizajes, la orientación evalúa lo que se ha aprendido y lo que se puede aprender; si la vocación es el conjunto de habilidades e intereses para ciertas tareas, la orientación las mide y señala las áreas donde se cree que se rendiría más; si la vocación es un proceso de intercambio y síntesis entre disposiciones,
tipo de personalidad y resultados de aprendizajes,
la orientación diagnostica esos tres niveles y trata de
correlacionarlos.
Sin embargo, más allá del enfoque que se utilice, se debe tener presente la necesaria conexión permanente entre lo vocacional y lo ocupacional.
La orientación vocacional-ocupacional, así denominada, amplía e integra los antes disociados campos de las llamadas orientación vocacional, orientación profesional u orientación laboral. Esta propuesta surge como resultado de superar la dicotomía: vocación (llamado interior, concerniente sólo al individuo) y profesión, trabajo u ocupación (oportunidad y demanda sociocultural).
La orientación vocacional-ocupacional se enfoca al crecimiento de la persona, incluyendo su expresión y realización a través de una ocupación.
Se considera la vocación-ocupación como un proceso de decisiones personales, que es parte de un proyecto de vida, en el cual cada persona combina sus valores, intereses, capacidades y limitaciones, así como las posibilidades existentes en el medio, para formular y llevar a cabo un plan de acción referente a formación y empleo. La orientación constituye un apoyo a esa toma de decisiones, proporcionando elementos para la reflexión personal, así como aportes de información y de instrumentos para llevar a la práctica sus decisiones.
En la orientación confluyen y se coordinan las características de la persona y del contexto en el cual está inmersa.
Reviste marcada relevancia cuando nos encontramos ante la posibilidad de orientar a un joven, ya que requiere un análisis pormenorizado de sus potencialidades, intereses, ritmo y formas de aprender; experiencias sociales, tipo, nivel y características de su interés.
Las acciones de orientación deben integrar en forma coherente los propósitos, las características de los sujetos (considerando características específicas individuales y sociales) y las estrategias e instrumentos.
1- ¿Qué entiendo por orientación vocacional ocupacional?
2. ¿Qué importancia tiene en su concepto, la orientación vocacional-ocupacional en la formación para el trabajo?