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¿Cuánto tiempo de vida tienen los pollos que comemos habitualmente? ¿Cuál es la diferencia con la carne de gallina? ¿Cómo hacer para que la gallina quede tierna y sabrosa? Aquí, todas las respuestas.
Actualmente los pollos que consumimos habitualmente, con alrededor de 2 kilos de peso vivo (unos 1,500 g para el consumo) tienen 42 días de vida. Eso se consigue mediante la genética, alimentación, sanidad y manejo de las granjas. Las gallinas que se venden congeladas en las góndolas de los supermercados son animales de más de un año y medio de vida, los descartes de las gallinas ponedoras. Una gallina casera, criada en el campo, tiene alrededor de 1 año de vida y un peso de entre 3 y 4 kilos. Su carne es un poco más oscura que la del pollo, porque son animales adultos y las proteínas de su carne ya están maduras. La carne de pollo es más tierna pero menos sabrosa. La alimentación es fundamental para mejorar las características organolépticas de la carne. Tal como se demostró con un trabajo del Doctor P.M. Gibert en una granja, agregando 2% de hojas de ka'a hee en la alimentación, se puede mejorar el gusto de la carne del pollo.
Las gallinas caseras del campo se alimentan solamente con maíz de 7 a 10 días antes de la faena, por lo cual también se logra un mejor gusto de su carne, sobre todo cuando es utilizada en caldos.
La gallina es una buena opción a elegir, ya que es más económica que el pollo, sabrosa y con una cantidad importante de nutrientes. Teniendo en cuenta algunas recomendaciones, la gallina como ingrediente principal será un apetitoso almuerzo o cena para toda la familia.
Algunos consejos:
Ya que poseen un poco más de grasa que el pollo, es recomendable consumirla solo una vez por semana y retirarle la piel al momento de cocinarla.
Hay que tener en cuenta que al momento de la cocción, la piel y la grasa forman un aislante que no permite la penetración del calor hasta lo profundo de la carne. Por ello, es bueno utilizar un medidor de temperatura para saber si la carne está bien cocinada internamente. Al lado del hueso, debe haber más de 80 ºC de temperatura para producir la desinfección total de cualquier enfermedad posible (gripe aviar, salmonella y otras). Si al cortar la carne al lado del hueso se ven franjas rojas, quiere decir que no está bien cocinada. Llévela de nuevo al fuego (horno o microondas) para finalizar la cocción.
En general, la carne de la gallina (o del pollo) estará lista cuando al introducir un cuchillo o un tenedor en lo profundo de la carne, los líquidos que salgan sean bien claros. Si salen oscuros, le falta cocción.
La gallina toma mejor gusto si adentro se le pone una cebollita o un poco de perejil.
Las gallinas salen jugosas, tiernas y blandas si después de abrirlas y lavarlas se las frota exteriormente con un limón.
Si la compra congelada, hay que retirarla del freezer con al menos 24 horas de anticipación para que largue toda el agua. Jamás se debe descongelar y luego volver a congelar la carne cruda, porque se reactivan todos los virus y bacterias que pueda tener.
Para congelar una gallina recién faenada, quitarle todas las plumas y las menudencias, lavarla, secarla con un paño, colocarla en una bolsa plástica y remover todo el aire posible de su interior antes de llevarla al freezer. Así se puede conservar entre 6 y 8 meses a - 5 ºC.
La carne ya cocida se puede conservar en la heladera hasta 3 días o hasta 1 mes en el freezer.
En general, todas las recetas que lleven gallina se pueden preparar con pollo; no así a la inversa, porque la gallina requiere mayor tiempo de cocción y menos condimentos.
Actualmente los pollos que consumimos habitualmente, con alrededor de 2 kilos de peso vivo (unos 1,500 g para el consumo) tienen 42 días de vida. Eso se consigue mediante la genética, alimentación, sanidad y manejo de las granjas. Las gallinas que se venden congeladas en las góndolas de los supermercados son animales de más de un año y medio de vida, los descartes de las gallinas ponedoras. Una gallina casera, criada en el campo, tiene alrededor de 1 año de vida y un peso de entre 3 y 4 kilos. Su carne es un poco más oscura que la del pollo, porque son animales adultos y las proteínas de su carne ya están maduras. La carne de pollo es más tierna pero menos sabrosa. La alimentación es fundamental para mejorar las características organolépticas de la carne. Tal como se demostró con un trabajo del Doctor P.M. Gibert en una granja, agregando 2% de hojas de ka'a hee en la alimentación, se puede mejorar el gusto de la carne del pollo.
Las gallinas caseras del campo se alimentan solamente con maíz de 7 a 10 días antes de la faena, por lo cual también se logra un mejor gusto de su carne, sobre todo cuando es utilizada en caldos.
La gallina es una buena opción a elegir, ya que es más económica que el pollo, sabrosa y con una cantidad importante de nutrientes. Teniendo en cuenta algunas recomendaciones, la gallina como ingrediente principal será un apetitoso almuerzo o cena para toda la familia.
Algunos consejos:
Ya que poseen un poco más de grasa que el pollo, es recomendable consumirla solo una vez por semana y retirarle la piel al momento de cocinarla.
Hay que tener en cuenta que al momento de la cocción, la piel y la grasa forman un aislante que no permite la penetración del calor hasta lo profundo de la carne. Por ello, es bueno utilizar un medidor de temperatura para saber si la carne está bien cocinada internamente. Al lado del hueso, debe haber más de 80 ºC de temperatura para producir la desinfección total de cualquier enfermedad posible (gripe aviar, salmonella y otras). Si al cortar la carne al lado del hueso se ven franjas rojas, quiere decir que no está bien cocinada. Llévela de nuevo al fuego (horno o microondas) para finalizar la cocción.
En general, la carne de la gallina (o del pollo) estará lista cuando al introducir un cuchillo o un tenedor en lo profundo de la carne, los líquidos que salgan sean bien claros. Si salen oscuros, le falta cocción.
La gallina toma mejor gusto si adentro se le pone una cebollita o un poco de perejil.
Las gallinas salen jugosas, tiernas y blandas si después de abrirlas y lavarlas se las frota exteriormente con un limón.
Si la compra congelada, hay que retirarla del freezer con al menos 24 horas de anticipación para que largue toda el agua. Jamás se debe descongelar y luego volver a congelar la carne cruda, porque se reactivan todos los virus y bacterias que pueda tener.
Para congelar una gallina recién faenada, quitarle todas las plumas y las menudencias, lavarla, secarla con un paño, colocarla en una bolsa plástica y remover todo el aire posible de su interior antes de llevarla al freezer. Así se puede conservar entre 6 y 8 meses a - 5 ºC.
La carne ya cocida se puede conservar en la heladera hasta 3 días o hasta 1 mes en el freezer.
En general, todas las recetas que lleven gallina se pueden preparar con pollo; no así a la inversa, porque la gallina requiere mayor tiempo de cocción y menos condimentos.