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Oración inicial
Animador: ¡Qué alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor!
Con este espíritu nos reunimos en esta casa: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Después de terminar nuestras actividades del día, nos congregamos para rezar, reflexionar y cantar, y así prepararnos para la gran fiesta de la Navidad.
No queremos pasar la Navidad preparándonos para una fiesta social solamente. Queremos dar tiempo a esta fiesta, tiempo y espacio para mirar con gozo ese gran misterio del nacimiento del Niño-Dios.
Todos: "Niño-Dios, ven en nuestra casa y haz de ella una escuela de oración y comunión".
Animador: La casa es el lugar privilegiado para rezar y vivir la comunión en familia.
Que estos nueve días sean encuentros felices; que aprendamos a dialogar y a pedir a Dios por nuestra familia.
Recemos todos juntos: Padre Nuestro....
Cantemos una canción de Navidad: Navidad de flor de coco...
Lectura bíblica: Mateo 5, 21-26.
Reflexión:
Nuestro mundo cada vez más acelerado, frío, vacío, estresante y exigente nos conduce a la búsqueda de lo meramente superficial, a tener más que a ser, a aparentar, a evitar el compromiso y la realidad. Nos hace creer que la relación directa con lo sobrenatural basta, sin tener en cuenta a los demás.
Solamente en Cristo podemos ver la realidad de la vida: "Deja tu ofrenda delante del altar", hay algo que precede al culto, la reconciliación. ¿De qué sirven las ofrendas, el culto, la oración o los actos de piedad si el corazón está lleno de rabia o soberbia, venganza u odio? "Si tienes un problema con tu hermano" ¡arréglalo!, es el mandato del Señor, esa es la prioridad; reconcíliate primero con tu hermano y entonces, solo entonces, vuelve y presenta tu ofrenda.
Dios no acepta la adoración de la persona que tiene malicia, celos, amargura en el corazón. ¿Tienes algo que hacer antes de presentar tu ofrenda? Es necesario reconstruir la comunión fraterna y abrirse a la misericordia de Dios.
En el pasaje del evangelio, Jesús enfatiza la reconciliación, se trata de no dejar cosas pendientes, de reconciliarse lo antes posible, "que no se ponga el sol sobre nuestro enojo"; es decir, vivir la realidad, en la verdad, sin falsedad. Para agradar a Dios se debe estar limpio de rencor. La discordia entre los hermanos quebranta el corazón de Dios Padre.
A veces es difícil perdonar, pero tenemos el ejemplo de Cristo que nos perdona todo si se lo pedimos: como El nos enseñó en el Padre Nuestro, de seguro aprenderemos a pedir perdón, perdonar y amar de corazón. Que María, la madre de Jesús y madre nuestra, nos acompañe a ir en busca del hermano ofendido para perdonar y pedirle perdón. Ese perdón es signo de humildad, de reconciliación y de amor que necesariamente llevará a vivir un mundo más digno y más humano, un mundo de justicia y de paz tan necesario en nuestra actualidad.
Vamos a compartir
¿Qué cosas nos ofrece el mundo de hoy?
¿Qué nos pide Jesús en el evangelio de Mateo?
¿Tenemos cosas pendientes?
¿Puedo adorar a Dios si estoy enfadado con mi hermano?
¿Cuál es la solución?
Vamos a rezar
Para que alimentados con el Cuerpo de Cristo nos mantengamos firmes en la fe y la caridad. Oremos.
Para todos nosotros, para que aprendamos a pedir perdón y perdonar a nuestros hermanos, en especial a aquellos que nos han ofendido y están a nuestro lado. Oremos.
Para que el Señor nos ayude a perdonar antes que el sol se ponga frente a nuestro enojo. Oremos.
Para que vivamos en comunión y participación y así ser modelos de reconciliación, de justicia y de paz. Oremos.
En silencio rezamos por nuestro país, nuestra comunidad, nuestra familia, para que desaparezca el egoísmo y reine la reconciliación y la paz. Oremos.
Compromiso evangélico
Leer el texto del evangelio con nuestros vecinos, amigos, compañeros de trabajo, nuestras familias y si hace falta perdonarnos...
Practicar la solidaridad y la fraternidad con acciones concretas. Ver cuales pueden ser.
Ayudar especialmente a los ancianos y niños desamparados.
Confesarse y comulgar.
Oración final
Animador: ¡Qué alegría haber estado juntos como hermanos y dialogar sobre nuestra vida y nuestra fe! Todos hemos hablado y nos hemos enriquecido con los aportes de cada uno. Todo lo que hemos dicho nos debe ayudar a mirar la Navidad con ojos de fe y esperanza.
Todos: ¡Niño-Dios, ven a nuestra casa y haz de ella una escuela de oración y comunión!
Animador: Nos retiramos con gozo, pues hemos sentido la presencia de Dios entre nosotros. "Donde dos o tres están reunidos, allí estoy Yo", dice el Señor. Y donde está Jesús está María, su madre. Pidamos a ella que nos acompañe estos días de preparación para recibir a su Hijo Jesús y que El permanezca en nuestros hogares durante todo el año 2010.
Recemos a María: Dios te salve María...
Animador: cantemos todos Noche de Paz.
Animador: ¡Qué alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor!
Con este espíritu nos reunimos en esta casa: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Después de terminar nuestras actividades del día, nos congregamos para rezar, reflexionar y cantar, y así prepararnos para la gran fiesta de la Navidad.
No queremos pasar la Navidad preparándonos para una fiesta social solamente. Queremos dar tiempo a esta fiesta, tiempo y espacio para mirar con gozo ese gran misterio del nacimiento del Niño-Dios.
Todos: "Niño-Dios, ven en nuestra casa y haz de ella una escuela de oración y comunión".
Animador: La casa es el lugar privilegiado para rezar y vivir la comunión en familia.
Que estos nueve días sean encuentros felices; que aprendamos a dialogar y a pedir a Dios por nuestra familia.
Recemos todos juntos: Padre Nuestro....
Cantemos una canción de Navidad: Navidad de flor de coco...
Lectura bíblica: Mateo 5, 21-26.
Reflexión:
Nuestro mundo cada vez más acelerado, frío, vacío, estresante y exigente nos conduce a la búsqueda de lo meramente superficial, a tener más que a ser, a aparentar, a evitar el compromiso y la realidad. Nos hace creer que la relación directa con lo sobrenatural basta, sin tener en cuenta a los demás.
Solamente en Cristo podemos ver la realidad de la vida: "Deja tu ofrenda delante del altar", hay algo que precede al culto, la reconciliación. ¿De qué sirven las ofrendas, el culto, la oración o los actos de piedad si el corazón está lleno de rabia o soberbia, venganza u odio? "Si tienes un problema con tu hermano" ¡arréglalo!, es el mandato del Señor, esa es la prioridad; reconcíliate primero con tu hermano y entonces, solo entonces, vuelve y presenta tu ofrenda.
Dios no acepta la adoración de la persona que tiene malicia, celos, amargura en el corazón. ¿Tienes algo que hacer antes de presentar tu ofrenda? Es necesario reconstruir la comunión fraterna y abrirse a la misericordia de Dios.
En el pasaje del evangelio, Jesús enfatiza la reconciliación, se trata de no dejar cosas pendientes, de reconciliarse lo antes posible, "que no se ponga el sol sobre nuestro enojo"; es decir, vivir la realidad, en la verdad, sin falsedad. Para agradar a Dios se debe estar limpio de rencor. La discordia entre los hermanos quebranta el corazón de Dios Padre.
A veces es difícil perdonar, pero tenemos el ejemplo de Cristo que nos perdona todo si se lo pedimos: como El nos enseñó en el Padre Nuestro, de seguro aprenderemos a pedir perdón, perdonar y amar de corazón. Que María, la madre de Jesús y madre nuestra, nos acompañe a ir en busca del hermano ofendido para perdonar y pedirle perdón. Ese perdón es signo de humildad, de reconciliación y de amor que necesariamente llevará a vivir un mundo más digno y más humano, un mundo de justicia y de paz tan necesario en nuestra actualidad.
Vamos a compartir
¿Qué cosas nos ofrece el mundo de hoy?
¿Qué nos pide Jesús en el evangelio de Mateo?
¿Tenemos cosas pendientes?
¿Puedo adorar a Dios si estoy enfadado con mi hermano?
¿Cuál es la solución?
Vamos a rezar
Para que alimentados con el Cuerpo de Cristo nos mantengamos firmes en la fe y la caridad. Oremos.
Para todos nosotros, para que aprendamos a pedir perdón y perdonar a nuestros hermanos, en especial a aquellos que nos han ofendido y están a nuestro lado. Oremos.
Para que el Señor nos ayude a perdonar antes que el sol se ponga frente a nuestro enojo. Oremos.
Para que vivamos en comunión y participación y así ser modelos de reconciliación, de justicia y de paz. Oremos.
En silencio rezamos por nuestro país, nuestra comunidad, nuestra familia, para que desaparezca el egoísmo y reine la reconciliación y la paz. Oremos.
Compromiso evangélico
Leer el texto del evangelio con nuestros vecinos, amigos, compañeros de trabajo, nuestras familias y si hace falta perdonarnos...
Practicar la solidaridad y la fraternidad con acciones concretas. Ver cuales pueden ser.
Ayudar especialmente a los ancianos y niños desamparados.
Confesarse y comulgar.
Oración final
Animador: ¡Qué alegría haber estado juntos como hermanos y dialogar sobre nuestra vida y nuestra fe! Todos hemos hablado y nos hemos enriquecido con los aportes de cada uno. Todo lo que hemos dicho nos debe ayudar a mirar la Navidad con ojos de fe y esperanza.
Todos: ¡Niño-Dios, ven a nuestra casa y haz de ella una escuela de oración y comunión!
Animador: Nos retiramos con gozo, pues hemos sentido la presencia de Dios entre nosotros. "Donde dos o tres están reunidos, allí estoy Yo", dice el Señor. Y donde está Jesús está María, su madre. Pidamos a ella que nos acompañe estos días de preparación para recibir a su Hijo Jesús y que El permanezca en nuestros hogares durante todo el año 2010.
Recemos a María: Dios te salve María...
Animador: cantemos todos Noche de Paz.