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Formación y educación . Son dos pilares complementarios de valor fundamental para el futuro de los hijos. La formación, que implica construcción de la personalidad, se refiere a la transmisión de valores y principios básicos para una adecuada convivencia social de los hijos, como ser lo referente a temas como la disciplina autónoma, la autoestima, la honestidad e integridad, la responsabilidad y el compromiso cívico ciudadano, entre otros.
Trasmitir tales valores y principios, obviamente, exige a los padres a brindar ejemplos abundantes y permanentes, pues aquí el testimonio equivale a mil palabras. Nuestros hijos darán crédito y asumirán con mayor intensidad aquello que vivenciamos y no lo que decimos.
En relación al compromiso de los padres en cuanto a la educación escolarizada, se refiere no únicamente a pagar los aranceles o proveer los útiles escolares, sino muy especialmente asistir e interesarse por el normal desempeño, el adecuado aprovechamiento y feliz conclusión de la escolaridad de los hijos en todas las etapas del sistema educativo nacional.
Lo esencial, y amparado por ley, es que todos los hijos por lo menos culminen la educación escolar básica.
Compromiso personal y social . Otra misión importante de los padres es inculcar a los hijos la trascendencia de su misión como persona; primero como miembro del grupo familiar y luego, como parte de un contexto social como los grupos de amigos, deportivos, religiosos, sociales y culturales, políticos y económicos, que debe traducirse en compromisos concretos.
A nivel familiar, este compromiso concreto debe iniciarse por interpretar y asumir responsabilidades específicas para colaborar con la sociedad familiar, por ejemplo ayudando en las labores diarias del hogar (barrer, arreglar, ordenar, fregar el piso, lavar las ropas, preparar las comidas, cuidar las plantas y animales, etc.), o bien, adoptando hábitos útiles y favorables (como el ahorro, el orden, la limpieza), y apoyando con gestos concretos de servicio y solidaridad (hacer las compras, ayudar en los mandados, pagar las cuotas, acompañar a los hermanos más pequeños y los enfermos, cuidar de los abuelos, etc.) y, finalmente, cuando ello sea posible, aportando para sobrellevar los gastos del hogar, mediante un trabajo honesto.
Luego, fuera del contexto familiar, existen múltiples maneras y formas de asumir y cumplir el deber como ciudadano, como ser participar en los grupos que promuevan el bienestar general como los grupos políticos, culturales y sociales (como las contralorías ciudadanas, las comisiones vecinales, diversos grupos de voluntariado y servicio, entre otros).
Únicamente si en el seno de cada familia se empiezan a compartir experiencias concretas de servicio, los hijos tendrán la posibilidad de interpretar la necesidad e importancia de asumir su compromiso como ciudadano, para mejorar su comunidad y su país.
Queridos padres de familia: Que el análisis de estos deberes y compromisos como padres de familia nos ayuden, en familia, a propiciar espacios de diálogos reflexivos que apunten a la toma de compromisos concretos.
El compromiso que nuestros hijos tienen como ciudadanos debe traducirse en hechos concretos en los diferentes estamentos y espacios de participación de nuestras comunidades.
La participación juvenil es necesaria para construir un nuevo país, para superar los vicios actuales y revitalizar la gestión de nuestras organizaciones e instituciones con eficiencia y transparencia.
¡¡Adelante, juntos podemos!!
Trasmitir tales valores y principios, obviamente, exige a los padres a brindar ejemplos abundantes y permanentes, pues aquí el testimonio equivale a mil palabras. Nuestros hijos darán crédito y asumirán con mayor intensidad aquello que vivenciamos y no lo que decimos.
En relación al compromiso de los padres en cuanto a la educación escolarizada, se refiere no únicamente a pagar los aranceles o proveer los útiles escolares, sino muy especialmente asistir e interesarse por el normal desempeño, el adecuado aprovechamiento y feliz conclusión de la escolaridad de los hijos en todas las etapas del sistema educativo nacional.
Lo esencial, y amparado por ley, es que todos los hijos por lo menos culminen la educación escolar básica.
Compromiso personal y social . Otra misión importante de los padres es inculcar a los hijos la trascendencia de su misión como persona; primero como miembro del grupo familiar y luego, como parte de un contexto social como los grupos de amigos, deportivos, religiosos, sociales y culturales, políticos y económicos, que debe traducirse en compromisos concretos.
A nivel familiar, este compromiso concreto debe iniciarse por interpretar y asumir responsabilidades específicas para colaborar con la sociedad familiar, por ejemplo ayudando en las labores diarias del hogar (barrer, arreglar, ordenar, fregar el piso, lavar las ropas, preparar las comidas, cuidar las plantas y animales, etc.), o bien, adoptando hábitos útiles y favorables (como el ahorro, el orden, la limpieza), y apoyando con gestos concretos de servicio y solidaridad (hacer las compras, ayudar en los mandados, pagar las cuotas, acompañar a los hermanos más pequeños y los enfermos, cuidar de los abuelos, etc.) y, finalmente, cuando ello sea posible, aportando para sobrellevar los gastos del hogar, mediante un trabajo honesto.
Luego, fuera del contexto familiar, existen múltiples maneras y formas de asumir y cumplir el deber como ciudadano, como ser participar en los grupos que promuevan el bienestar general como los grupos políticos, culturales y sociales (como las contralorías ciudadanas, las comisiones vecinales, diversos grupos de voluntariado y servicio, entre otros).
Únicamente si en el seno de cada familia se empiezan a compartir experiencias concretas de servicio, los hijos tendrán la posibilidad de interpretar la necesidad e importancia de asumir su compromiso como ciudadano, para mejorar su comunidad y su país.
Queridos padres de familia: Que el análisis de estos deberes y compromisos como padres de familia nos ayuden, en familia, a propiciar espacios de diálogos reflexivos que apunten a la toma de compromisos concretos.
El compromiso que nuestros hijos tienen como ciudadanos debe traducirse en hechos concretos en los diferentes estamentos y espacios de participación de nuestras comunidades.
La participación juvenil es necesaria para construir un nuevo país, para superar los vicios actuales y revitalizar la gestión de nuestras organizaciones e instituciones con eficiencia y transparencia.
¡¡Adelante, juntos podemos!!