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Fraternidad. Se traduce en el amor fraternal que se deben profesar los hermanos entre sí. Constituye uno de los pilares de una fructífera convivencia familiar, y que implica toda la comprensión, consideración y respeto que se merecen todos los hermanos, tanto los mayores como los menores, con sus rasgos particulares, como el temperamento, las actitudes y preferencias. Esto resulta muy importante pues en las experiencias de convivencia posteriores, ya sea en grupos sociales, políticos, deportivos, culturales y laborales estas diferencias individuales seguirán vigentes, y de haberlos reconocido, interpretado y asumido como corresponde en familia, con los hermanos, permitirá una adecuada inserción de cada ciudadano en otros grupos, organizaciones e instituciones.
Solidaridad. El amor fraternal tiene sentido y pleno valor mediante la conducta solidaria entre hermanos. La conducta solidaria puede asumir varias maneras de concretarse, como el caso del apoyo, moral y material, que se exprese al más necesitado, sin un interés particular de recompensa futura, sino con la espontaneidad, claridad, transparencia e intensidad que solo el amor fraternal puede hacer posible. La fraterna solidaridad que se de entre hermanos es la mejor expresión de amor, pues es aquel quien más da, quien más recibe, en especial de parte de los padres, quienes están atentos y expectantes al tipo de convivencia que se da entre sus hijos. En particular, los hermanos deben brindar a sus mayores el respeto y la obediencia, y a los hermanos menores el respeto y las orientaciones que precisen según las situaciones que les toquen enfrentar. Las conductas solidarias son necesarias e importantes que sean practicadas siempre entre los hermanos, por su profundo valor humano, y sobre todo, como una demostración de respeto y profunda gratitud a los padres, quienes se sentirán halagados y recompensados si entre sus hijos existe tal hábito. Incluso todo el contexto familiar, al mejorar el clima de convivencia en el hogar, ganará en calidad y calidez con esta práctica, pues lo que hará será apenas confirmar toda una sentencia bíblica que así lo expresa: Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía ( Salmo 133).
Compatriotas: Que en nuestras familias fomentemos el amor fraternal, que logre traducirse en gestos concretos de solidaridad entre los hermanos. Además de constituir un deber y compromiso de los hermanos entre si, es un signo inequívoco de respeto y profundo amor a los padres. Además, es una práctica muy necesaria para ayudar a rescatar algunos de los valores sustantivos que la sociedad paraguaya ha ido perdiendo con la incursión de la globalización y la sociedad de consumo, como la minga, el jopói, el a buen tiempo, el Tupä mba'e, el jehechakuaa, y tantas otras expresiones derivadas de la fraterna y servicial cultura que nos legaran nuestros ancestros guaraníes, y otros valores como el auténtico patriotismo, que implica capacidad e idoneidad, honestidad y laboriosidad, impulsada y defendida con valiosos testimonios brindados por ilustres compatriotas como José Gaspar Rodríguez de Francia y Don Carlos A. López, entre otros, y que hoy precisamos revitalizar por el bien de nuestra patria, que merece refundarla en base a aquellos principios y valores que siempre lo distinguieron, y que están insertos en la bandera tricolor: Paz, Justicia y Libertad ¡¡Adelante, juntos podemos!!
Solidaridad. El amor fraternal tiene sentido y pleno valor mediante la conducta solidaria entre hermanos. La conducta solidaria puede asumir varias maneras de concretarse, como el caso del apoyo, moral y material, que se exprese al más necesitado, sin un interés particular de recompensa futura, sino con la espontaneidad, claridad, transparencia e intensidad que solo el amor fraternal puede hacer posible. La fraterna solidaridad que se de entre hermanos es la mejor expresión de amor, pues es aquel quien más da, quien más recibe, en especial de parte de los padres, quienes están atentos y expectantes al tipo de convivencia que se da entre sus hijos. En particular, los hermanos deben brindar a sus mayores el respeto y la obediencia, y a los hermanos menores el respeto y las orientaciones que precisen según las situaciones que les toquen enfrentar. Las conductas solidarias son necesarias e importantes que sean practicadas siempre entre los hermanos, por su profundo valor humano, y sobre todo, como una demostración de respeto y profunda gratitud a los padres, quienes se sentirán halagados y recompensados si entre sus hijos existe tal hábito. Incluso todo el contexto familiar, al mejorar el clima de convivencia en el hogar, ganará en calidad y calidez con esta práctica, pues lo que hará será apenas confirmar toda una sentencia bíblica que así lo expresa: Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía ( Salmo 133).
Compatriotas: Que en nuestras familias fomentemos el amor fraternal, que logre traducirse en gestos concretos de solidaridad entre los hermanos. Además de constituir un deber y compromiso de los hermanos entre si, es un signo inequívoco de respeto y profundo amor a los padres. Además, es una práctica muy necesaria para ayudar a rescatar algunos de los valores sustantivos que la sociedad paraguaya ha ido perdiendo con la incursión de la globalización y la sociedad de consumo, como la minga, el jopói, el a buen tiempo, el Tupä mba'e, el jehechakuaa, y tantas otras expresiones derivadas de la fraterna y servicial cultura que nos legaran nuestros ancestros guaraníes, y otros valores como el auténtico patriotismo, que implica capacidad e idoneidad, honestidad y laboriosidad, impulsada y defendida con valiosos testimonios brindados por ilustres compatriotas como José Gaspar Rodríguez de Francia y Don Carlos A. López, entre otros, y que hoy precisamos revitalizar por el bien de nuestra patria, que merece refundarla en base a aquellos principios y valores que siempre lo distinguieron, y que están insertos en la bandera tricolor: Paz, Justicia y Libertad ¡¡Adelante, juntos podemos!!