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El riego normalmente debe hacerse en casos muy necesarios, y preferentemente fuera del alcance del bulbo mismo, regando de forma tal que el agua llegue a las raíces, sin tocar la planta. Por supuesto que en una lluvia no podemos hacer nada.
Es necesario abonar con humus antes de la siembra, y posteriormente cuando la planta comienza a producir los dientes. Recuerden que el humus en ningún momento es perjudicial para ningún cultivo.
Si queremos obtener cabezas más grandes, es conveniente cuatro a cinco semanas antes de la cosecha, doblar la parte aérea, es decir, las hojas y tallo, pasando un rodillo liviano, o bien, pisando cada planta suavemente con la punta del pie. Con esta operación lo que se consigue, es que la planta no pueda alimentar las hojas y tallo concentrando toda la alimentación en la cabeza o bulbo.
Enfermedades y plagas
Tal vez la más importante es el Virus, enfermedad que se manifiesta con un amarillamiento de las hojas, que luego presentan manchas marrones aisladas. No se conoce cura para esta enfermedad, y es necesario eliminar las plantas enfermas, teniendo en cuenta que la eliminación debe hacerse quemando las plantas y comprobando que hayan quedado hechas todas cenizas. También es conveniente eliminar toda clase de insectos, ya que estos son los que trasmiten la enfermedad. Y, por último, es recomendable no volver a cultivar ajos en ese suelo por espacio de por lo menos cinco años.
Herrumbre o Roya, se presenta claramente en las hojas como pequeñas postillas purulentas, redondas u ovoides, inicialmente de color anaranjado que posteriormente se vuelven marrones y negras.
Oídio o peste negra, las hojas se presentan como si les faltara agua y se decaen. Esta enfermedad como la anterior, se combate con una pulverización de Caldo Bórdeles aplicado preventivamente al 1% cada 15 días.
Si bien hay algunos insectos que atacan al ajo como el Trios, es conveniente eliminar todos los que se acerquen a este cultivo, porque contaminan trasmitiendo enfermedades. Aunque de por sí el ajo lo cultivamos porque con su perfume o aroma ahuyenta a los insectos de la huerta.
Si queremos obtener cabezas más grandes, es conveniente cuatro a cinco semanas antes de la cosecha, doblar la parte aérea, es decir, las hojas y tallo, pasando un rodillo liviano, o bien, pisando cada planta suavemente con la punta del pie. Con esta operación lo que se consigue, es que la planta no pueda alimentar las hojas y tallo concentrando toda la alimentación en la cabeza o bulbo.
Enfermedades y plagas
Tal vez la más importante es el Virus, enfermedad que se manifiesta con un amarillamiento de las hojas, que luego presentan manchas marrones aisladas. No se conoce cura para esta enfermedad, y es necesario eliminar las plantas enfermas, teniendo en cuenta que la eliminación debe hacerse quemando las plantas y comprobando que hayan quedado hechas todas cenizas. También es conveniente eliminar toda clase de insectos, ya que estos son los que trasmiten la enfermedad. Y, por último, es recomendable no volver a cultivar ajos en ese suelo por espacio de por lo menos cinco años.
Herrumbre o Roya, se presenta claramente en las hojas como pequeñas postillas purulentas, redondas u ovoides, inicialmente de color anaranjado que posteriormente se vuelven marrones y negras.
Oídio o peste negra, las hojas se presentan como si les faltara agua y se decaen. Esta enfermedad como la anterior, se combate con una pulverización de Caldo Bórdeles aplicado preventivamente al 1% cada 15 días.
Si bien hay algunos insectos que atacan al ajo como el Trios, es conveniente eliminar todos los que se acerquen a este cultivo, porque contaminan trasmitiendo enfermedades. Aunque de por sí el ajo lo cultivamos porque con su perfume o aroma ahuyenta a los insectos de la huerta.