Cuidados en una huerta casera

La huerta casera requiere de cuidados permanentes como la limpieza, el raleo, el tutoramiento, la fertilización, el aporque y el control de plagas y enfermedades, a fin de obtener cosechas con altos rendimientos y de excelente calidad. Pero es fundamental el control continuo, pues hay que tener en cuenta que ninguna plaga o enfermedad ataca de golpe, sino que en forma gradual.

Uno de los cuidados principales de la huerta es la limpieza, una actividad que se puede realizar manualmente, con auxilio de la azada o escardillo, para eliminar lo antes posible, las plantas consideradas dañinas, porque pueden competir por luz, nutrientes y agua; además de ser hospederas de plagas y enfermedades.

TUTORADO
El tutoramiento y atado se realizan en algunas especies como el tomate, pepino, pimiento y otras, para evitar el contacto con el suelo; facilitar la aireación y también para evitar que las ramas se rompan por el peso de las frutas.

RALEO
El raleo se realiza con las especies que se siembran directamente en el cantero o en los hoyos, y consiste en eliminar las plantas menos vigorosas o desarrolladas, dejando un espacio adecuado entre las plantas restantes para que crezcan bien. Se realiza de un modo general, cuando las plantas tienen más de 5 centímetros de altura. Con la zanahoria se pueden realizar 2 o 3 raleos, dejando finalmente un espacio adecuado entre las plantas que permanecerán hasta la cosecha.

FERTILIZACIÓN
Generalmente, en las huertas caseras, no se utilizan fertilizantes químicos porque tienen un costo adicional, aunque la cantidad utilizada sea pequeña. Por otro lado, si el suelo está bien preparado y abonado con materia orgánica, es suficiente para el crecimiento y desarrollo de las plantas. Sin embargo, en caso de que se quiera adicionar el fertilizante químico, se debe tener mucho cuidado con la dosis y buscar un asesoramiento técnico.

APORQUE
En algunas hortalizas, como la remolacha, el apio o el puerro, es necesario arrimar un poco de tierra al pie de las plantas para que se desarrollen y se fijen mejor, como también para evitar que las raíces queden expuestas al sol.

CONTROL DE PLAGAS
En la huerta familiar, en donde lo que se busca es producir alimentos de buena calidad, el controlar plagas y enfermedades es una tarea que exige trabajo permanente. Es siempre mejor prevenir que curar. El dueño de la huerta debe realizar observaciones diarias; ninguna enfermedad o plaga ataca de inmediato, o en gran número, especialmente, cuando hay mucha variedad de hortalizas; por el contrario, llegan de a poco, se instalan y van aumentando la población solamente cuando las condiciones les resulten favorables.

No se recomienda el uso de agrodefensivos para evitar problemas de intoxicación, tanto al aplicar como al consumir los alimentos. Si el ataque es muy fuerte, mejor dar preferencia al uso de preparados caseros o defensivos alternativos.

También se puede recurrir a la realización del control en forma manual, eliminando directamente las hojas manchadas o las partes afectadas. Muchas veces, el color amarillento de las hojas, marchitamiento, crecimiento retardado y muerte de las plantas son causados por falta o exceso de abono o por usar estiércol fresco de vaca. Es común escuchar que se dice: "Las plantitas de mi huerta están todas quemadas o amarillas". Para evitar problemas en la huerta, se deben utilizar semillas de buena calidad, se debe mantener el suelo muy húmedo y contar con lugares sombreados; realizar rotación de cultivos en los tablones, evitar heridas en las plantas durante el trasplante y la limpieza. También realizar el control manual de enfermedades y plagas; pero si es necesario utilizar solo insecticidas caseros o naturales, aplicar la densidad adecuada en el cultivo, según la especie, y cultivar en la huerta plantas aromáticas y medicinales.

(*) Técnica de la Dirección
de Extensión Agraria.
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