Los ministros europeos de Sanidad han acordado hoy poner en marcha acciones concretas a nivel nacional para reducir el consumo de sal entre su población, con vistas a reducir el riesgo de sufrir hipertensión arterial y accidentes cardiovasculares.En un texto de conclusiones adoptadas en el Consejo de Sanidad que se celebró hoy en Luxemburgo, los Veintisiete piden impulsar políticas nacionales para reducir el consumo de sal a "un nivel apropiado".
Esta iniciativa es "muy importante para España", país que ya ha iniciado un plan para rebajar la ingesta de dicho condimento, ya que su consumo actual duplica al recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según dijo en rueda de prensa la ministra española de Sanidad, Trinidad Jiménez.
La reducción del consumo de sal "es la manera más eficaz y más sencilla de prevenir riesgos cardiovasculares y cerebrovasculares", entre otras enfermedades, destacó Jiménez tras presidir el consejo.
Entre otras medidas concretas, el texto sugiere incentivar a los productores alimentarios a "lograr la mayor reducción posible del contenido de sal" en los alimentos preparados, así como llevar a cabo campañas de sensibilización sobre los efectos en la salud del exceso del consumo de sal.
En este sentido, el comisario europeo de Sanidad y Consumo, John Dalli, recordó el compromiso sellado en 2007 por los Veintisiete para recortar el consumo de sal en un 16% a lo largo de cuatro años.
Este objetivo, de carácter voluntario, fue respaldado en enero pasado en un comité de expertos sanitarios de la Unión Europea (UE).
En el texto acordado hoy, los ministros también piden al Ejecutivo comunitario que haga un seguimiento regular de los niveles más bajos de sal incluidos en las diferentes categorías de alimentos, con vistas a identificar cuál es el contenido mínimo posible de este condimento en cada una de ellas.
Entre el 70% y el 75% de la sal que tomamos no proviene de la comida preparada en casa, sino de productos elaborados, según se destaca en el documento.
Asimismo, subraya que las enfermedades cardiovasculares, que entre otros factores están relacionadas con el consumo excesivo de sal, causaron en 2008 unos dos millones de muertes en la UE, es decir, el 42% del total de fallecimientos.
Esta iniciativa es "muy importante para España", país que ya ha iniciado un plan para rebajar la ingesta de dicho condimento, ya que su consumo actual duplica al recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según dijo en rueda de prensa la ministra española de Sanidad, Trinidad Jiménez.
La reducción del consumo de sal "es la manera más eficaz y más sencilla de prevenir riesgos cardiovasculares y cerebrovasculares", entre otras enfermedades, destacó Jiménez tras presidir el consejo.
Entre otras medidas concretas, el texto sugiere incentivar a los productores alimentarios a "lograr la mayor reducción posible del contenido de sal" en los alimentos preparados, así como llevar a cabo campañas de sensibilización sobre los efectos en la salud del exceso del consumo de sal.
En este sentido, el comisario europeo de Sanidad y Consumo, John Dalli, recordó el compromiso sellado en 2007 por los Veintisiete para recortar el consumo de sal en un 16% a lo largo de cuatro años.
Este objetivo, de carácter voluntario, fue respaldado en enero pasado en un comité de expertos sanitarios de la Unión Europea (UE).
En el texto acordado hoy, los ministros también piden al Ejecutivo comunitario que haga un seguimiento regular de los niveles más bajos de sal incluidos en las diferentes categorías de alimentos, con vistas a identificar cuál es el contenido mínimo posible de este condimento en cada una de ellas.
Entre el 70% y el 75% de la sal que tomamos no proviene de la comida preparada en casa, sino de productos elaborados, según se destaca en el documento.
Asimismo, subraya que las enfermedades cardiovasculares, que entre otros factores están relacionadas con el consumo excesivo de sal, causaron en 2008 unos dos millones de muertes en la UE, es decir, el 42% del total de fallecimientos.