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Estas hojas bien pueden ser utilizadas para preparar un abono orgánico beneficioso para las huertas y jardines del hogar; así como en para las huertas en las escuelas del país.La preparación de un abono económico y orgánico está al alcance de prácticamente todos aquellos hogares que posean un patio o jardín. Los beneficios son varios: se cuenta con un abono natural que provee de elementos nutritivos al suelo; su empleo no es contaminante del suelo ni de las plantas; se protege al ambiente, dado que en vez de juntar y quemar estas hojas, que es lo usual, y con los perjuicios que toda quema de por sí implica, se las utiliza en una práctica amigable con el ambiente que, en el caso de los productores de flores y hortalizas, les permite obtener alimentos sanos e inocuos para ellos mismos y también para los consumidores.
También representa una economía y una alternativa para quienes apliquen esta práctica, en vez de adquirir productos comerciales ya elaborados o químicos.
PREPARACIÓN
El lugar elegido para preparar este abono debe recibir sol en el invierno y sombra en el verano.
Se abre con pala de punta u otra similar, un pozo de tamaño y profundidad variables, de acuerdo a la disponibilidad de hojas y otros materiales que también pueden emplearse, como malezas, ramas tiernas, aserrín, cáscara de huevo, restos vegetales de comidas y ceniza.
Se coloca en el hoyo una capa de 15 cm a 20 cm de hojas de "sombrero de playa"; se humedece esta capa vegetal con agua limpia en regadera de flor fina o similar. Las hojas se pueden también mezclar con uno o más de los restos vegetales ya indicados. A continuación, se cubre con una fina capa de tierra extraída del pozo, mezclada con ceniza, si se dispone de la misma, de1 cm a 2 cm, de espesor. Se repiten estas operaciones hasta alcanzar los 10 cm de superficie. Por último, se cubre el pozo con tierra desmenuzada hasta alcanzar el nivel del terreno del patio o jardín y se riega en forma moderada. Al cabo de dos meses a tres meses, este abono natural estará en condiciones de ser utilizado.
En el caso de utilizar un cerco de tacuara, rajas o tejido de alambre, se marca primero una superficie de 1 m2 a 1,5 m2; se remueve con pala o azada la superficie, sin voltear la tierra. Después se clava en el centro del suelo removido, un palo o poste fino de 2 metros de altura. Se comienza a cubrir la superficie con una capa de hojas y demás restos vegetales, de 15 cm a 20 cm de espesor. Se continúa con el procedimiento ya señalado, hasta alcanzar una altura de 1,50 m. Luego, se retira el palo o poste del centro, para ayudar a la aireación y oxigenación de la abonera.
En este caso, se cubre la mezcla obtenida con una fina capa de tierra y paja o pasto seco, protegiéndolo del sol fuerte y lluvias durante el período de descomposición del material.
CUIDADOS
Se debe cuidar que las hojas y restos vegetales que se colocan en el pozo, superficie cercada o abonera estén sueltos, sin apretarse. En las épocas lluviosas, conviene tapar el pozo con un plástico mientras llueve; en cambio, en las épocas de calor, hay que regarlo para que no seque en extremo. Si pasada una semana el abono preparado no disminuyó de volumen, significa que le falta aireación y se tiene que remover.
(*) Especialista en Comunicación Rural.
También representa una economía y una alternativa para quienes apliquen esta práctica, en vez de adquirir productos comerciales ya elaborados o químicos.
PREPARACIÓN
El lugar elegido para preparar este abono debe recibir sol en el invierno y sombra en el verano.
Se abre con pala de punta u otra similar, un pozo de tamaño y profundidad variables, de acuerdo a la disponibilidad de hojas y otros materiales que también pueden emplearse, como malezas, ramas tiernas, aserrín, cáscara de huevo, restos vegetales de comidas y ceniza.
Se coloca en el hoyo una capa de 15 cm a 20 cm de hojas de "sombrero de playa"; se humedece esta capa vegetal con agua limpia en regadera de flor fina o similar. Las hojas se pueden también mezclar con uno o más de los restos vegetales ya indicados. A continuación, se cubre con una fina capa de tierra extraída del pozo, mezclada con ceniza, si se dispone de la misma, de1 cm a 2 cm, de espesor. Se repiten estas operaciones hasta alcanzar los 10 cm de superficie. Por último, se cubre el pozo con tierra desmenuzada hasta alcanzar el nivel del terreno del patio o jardín y se riega en forma moderada. Al cabo de dos meses a tres meses, este abono natural estará en condiciones de ser utilizado.
En el caso de utilizar un cerco de tacuara, rajas o tejido de alambre, se marca primero una superficie de 1 m2 a 1,5 m2; se remueve con pala o azada la superficie, sin voltear la tierra. Después se clava en el centro del suelo removido, un palo o poste fino de 2 metros de altura. Se comienza a cubrir la superficie con una capa de hojas y demás restos vegetales, de 15 cm a 20 cm de espesor. Se continúa con el procedimiento ya señalado, hasta alcanzar una altura de 1,50 m. Luego, se retira el palo o poste del centro, para ayudar a la aireación y oxigenación de la abonera.
En este caso, se cubre la mezcla obtenida con una fina capa de tierra y paja o pasto seco, protegiéndolo del sol fuerte y lluvias durante el período de descomposición del material.
CUIDADOS
Se debe cuidar que las hojas y restos vegetales que se colocan en el pozo, superficie cercada o abonera estén sueltos, sin apretarse. En las épocas lluviosas, conviene tapar el pozo con un plástico mientras llueve; en cambio, en las épocas de calor, hay que regarlo para que no seque en extremo. Si pasada una semana el abono preparado no disminuyó de volumen, significa que le falta aireación y se tiene que remover.
(*) Especialista en Comunicación Rural.