Boda de Alberto II de Mónaco y Charlene

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Alberto II de Mónaco y Charlene Wittstock celebraron ayer su boda civil, una ceremonia seguida atentamente por todos los monegascos, que festejaron especialmente el momento en el que la pareja salió a saludar desde el palacio y correspondió a sus aplausos con dos besos.

La boda duró apenas quince minutos y fue oficiada por el presidente del Consejo de Estado, Philippe Narmino.   

Se dieron el sí en una breve ceremonia en la Sala del Trono del medieval Palacio de Mónaco.   

Unas ochenta personas, incluidas sus respectivas familias y las autoridades del Principado, fueron testigos directos del enlace, pero más de 3.000 monegascos esperaban al ya matrimonio en la plaza del Palacio, vestidos también de fiesta.   

La joven sudafricana hizo su ingreso a la familia Grimaldi con un tímido "sí" ante el príncipe de 53 años, que iba de negro.   

La novia –con el pelo recogido, falda larga, cuerpo palabra de honor y chaqueta– iba vestida, según fuentes de palacio, con un traje diseñado por ella misma, pese a que en un primer momento se informó de que era de Chanel.  Esta casa francesa sí fue la escogida por la princesa Carolina y su hija Carlota, cuya elegancia explicó una vez más por qué acaparan todos los flashes en las recepciones oficiales.   

Cincuenta y cinco años después de que el príncipe Rainiero III y la desde entonces princesa Gracia se casaran, con esta boda se afianza el futuro del principado y, sin necesidad de nuevos desmentidos, se acalla el rumor que circulaba con fuerza desde hace días sobre un supuesto intento de fuga de la novia a su país, Sudáfrica.   

Alteza Serenísima   

Charlene, la sirena rubia y alta de 33 años, recibió el título de Alteza Serenísima princesa de Mónaco, tras contraer matrimonio civil con el jefe del segundo Estado más pequeño del planeta, 20 años mayor que ella. Alberto II es el heredero de una dinastía que reina desde hace más de 700 años.

(Fuente: EFE/AFP/Reuters)
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