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Diariamente es posible observar contenedores desbordados, bolsas de basuras rotas y esparcidas; papeleras rebosantes y miles de volantes, papeles, plásticos (vasitos, bandejas, botellas); fluorescentes, vidrios, restos vegetales (hojas secas), restos de comidas, botellas de bebida; escombros (arena, ladrillos, piedras), restos de aceite y otros industriales y hasta hospitalarios, que incluso se encuentran en pleno microcentro y en sectores transitados de Asunción y del área metropolitana, por mencionar solo dos de las zonas geográficas del país. Quizás la falta de un plan efectivo de disposición y recolección domiciliaria, industrial y hospitalaria de basuras, a más de la falta de procedimientos y plantas para su mejor aprovechamiento y reutilización, es lo que lleva al lamentable estado en que se pueden observar las calles y las esquinas próximas a los lugares citados principalmente después del fin de semana. La mayor concentración de habitantes en los centros poblados podría justificar en parte esta situación. Sin embargo, se trata de un problema que nos afecta a todos, máxime en esta época en que enfermedades como la del dengue "golpea" con intensidad a la población. Además, son focos de proliferación de roedores (ratas y ratones), moscas, mosquitos, cucarachas y otros insectos que alojan parásitos gastrointestinales y otros perjudiciales para la salud, siendo a la vez, fuente de malos olores, de contaminación ambiental y de deterioros del paisaje.
LA BASURA COMO RECURSO
Lo importante en este punto es considerar la basura como un recurso que puede ser reaprovechado y reciclado para obtener insumos, productos, y hasta gas y energía, con fines productivos. Lo primero es evitar la quema de basura por lo nocivo para el ambiente y fomentar en cambio, la disposición, clasificación y colocación ordenada de los residuos según su origen en contenedores de distintos colores. Al respecto, ya existen en numerosas esquinas y plazas de Asunción y ciudades vecinas, dispositivos algunos proveídos por empresas, con cuatro contenedores para depositar residuos: uno para papel y cartones, otro para vidrios, un tercero para plásticos y un cuarto para metales. El papel, los vidrios, plásticos y los metales pueden ser reciclados por las empresas dedicadas a esta actividad. Los restos vegetales, de cenizas, de comidas y frutas, pueden ser aprovechados para formar un abono natural llamado compost, útil en huertas y jardines. Además los pequeños productores pueden utilizar este material orgánico para la lombricultura o cría de lombrices californianas, con lo cual se obtiene una materia orgánica rica en nutrientes que mejora la estructura y fertilidad de los suelos.
Existen plantas de tratamiento de basura, para la generación de energía sustitutiva renovable y no contaminante, con una inversión que con el tiempo se recupera y que bien las municipalidades podrían utilizar. Por ejemplo, en el 2010, técnicos de una firma propusieron a la Municipalidad de Encarnación la instalación de un sistema de aprovechamiento del gas metano, producto de la descomposición de basura orgánica, para su empleo como combustible en vehículos.
La producción de biogás a nivel industrial es otro de los proyectos exitosos que se llevan a cabo en el país. En la Granja San Bernardo en Naranjal, Alto Paraná, se produce biogás a partir del estiércol de cerdos. De este modo, se reduce el volumen de residuos; se cuida el ambiente, se provee de calor a los galpones de cría en caso de necesidad y es factible producir electricidad. Se trata entonces de una interesante fuente de energía limpia.
Otros proyectos se basan en la mezcla de residuos domiciliarios con los residuos de las cosechas de los campos agrícolas, huertas y jardines para la producción de etanol y otros tipos de biocombustibles. De este modo, la producción de bioenergía y biocombustibles ayuda a reducir el número de vertederos; se favorece el empleo de energías alternativas y se contamina menos el ambiente.
CONCLUSIÓN
El destino y el tratamiento de los residuos urbanos deberían ser una cuestión prioritaria para cuidar el ambiente y mejorar la calidad de vida de la población. Para ello es importante considerar los residuos como recurso y no como algo que se desecha, tira o arroja en cualquier parte, porque no se le encuentra uso alguno. Recordamos aquella frase que dice: "Lo que es basura para unos, es tesoro para otros". (Anónimo). En tal sentido, el "Principio de las tres erres", de reducir el volumen de basuras; reciclar una parte y reutilizar otra parte en uno o más ciclos productivos, adquiere suma importancia, máxime si se pretende evitar los problemas ambientales y sanitarios que las mismas producen.
(*) Especialista en Comunicación Rural
LA BASURA COMO RECURSO
Lo importante en este punto es considerar la basura como un recurso que puede ser reaprovechado y reciclado para obtener insumos, productos, y hasta gas y energía, con fines productivos. Lo primero es evitar la quema de basura por lo nocivo para el ambiente y fomentar en cambio, la disposición, clasificación y colocación ordenada de los residuos según su origen en contenedores de distintos colores. Al respecto, ya existen en numerosas esquinas y plazas de Asunción y ciudades vecinas, dispositivos algunos proveídos por empresas, con cuatro contenedores para depositar residuos: uno para papel y cartones, otro para vidrios, un tercero para plásticos y un cuarto para metales. El papel, los vidrios, plásticos y los metales pueden ser reciclados por las empresas dedicadas a esta actividad. Los restos vegetales, de cenizas, de comidas y frutas, pueden ser aprovechados para formar un abono natural llamado compost, útil en huertas y jardines. Además los pequeños productores pueden utilizar este material orgánico para la lombricultura o cría de lombrices californianas, con lo cual se obtiene una materia orgánica rica en nutrientes que mejora la estructura y fertilidad de los suelos.
Existen plantas de tratamiento de basura, para la generación de energía sustitutiva renovable y no contaminante, con una inversión que con el tiempo se recupera y que bien las municipalidades podrían utilizar. Por ejemplo, en el 2010, técnicos de una firma propusieron a la Municipalidad de Encarnación la instalación de un sistema de aprovechamiento del gas metano, producto de la descomposición de basura orgánica, para su empleo como combustible en vehículos.
La producción de biogás a nivel industrial es otro de los proyectos exitosos que se llevan a cabo en el país. En la Granja San Bernardo en Naranjal, Alto Paraná, se produce biogás a partir del estiércol de cerdos. De este modo, se reduce el volumen de residuos; se cuida el ambiente, se provee de calor a los galpones de cría en caso de necesidad y es factible producir electricidad. Se trata entonces de una interesante fuente de energía limpia.
Otros proyectos se basan en la mezcla de residuos domiciliarios con los residuos de las cosechas de los campos agrícolas, huertas y jardines para la producción de etanol y otros tipos de biocombustibles. De este modo, la producción de bioenergía y biocombustibles ayuda a reducir el número de vertederos; se favorece el empleo de energías alternativas y se contamina menos el ambiente.
CONCLUSIÓN
El destino y el tratamiento de los residuos urbanos deberían ser una cuestión prioritaria para cuidar el ambiente y mejorar la calidad de vida de la población. Para ello es importante considerar los residuos como recurso y no como algo que se desecha, tira o arroja en cualquier parte, porque no se le encuentra uso alguno. Recordamos aquella frase que dice: "Lo que es basura para unos, es tesoro para otros". (Anónimo). En tal sentido, el "Principio de las tres erres", de reducir el volumen de basuras; reciclar una parte y reutilizar otra parte en uno o más ciclos productivos, adquiere suma importancia, máxime si se pretende evitar los problemas ambientales y sanitarios que las mismas producen.
(*) Especialista en Comunicación Rural