Bacterias peligrosas

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El surgimiento en Europa de la cepa más agresiva que se conoce de la bacteria Escherichia Coli puso al mundo en alerta máxima. Eso nos recuerda que incluso nosotros debemos extremar las precauciones, en especial, en la cocina.


Bacterias, hongos o virus acampan a sus anchas en cualquier casa. Han estrechado tanto la relación con los tejidos humanos, que un simple trapo de cocina puede esconder cien millones de gérmenes nocivos para la salud humana. Y éste es sólo un ejemplo de la amenaza que representa para la salud no combatir "a diario" este campamento de enemigos invisibles.
En un ser humano hay más unidades celulares no humanas que humanas, dados los millones de bacterias que nos colonizan. Una persona adulta puede tener 100 billones de microorganismos, más de cien veces el número de células del propio individuo. En la mayoría de los casos, son inofensivas. Las menos abundantes son las patógenas, las que ponen en riesgo la salud del ser humano.
 
Peligro inminente
¿Dónde hay más gérmenes en una casa? En un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Science, biólogos moleculares de la Universidad de Colorado (EE. UU.) aseguran que es en la roseta de la ducha, con un cúmulo de gérmenes mayor incluso que en las llaves de los grifos, inodoros o encimeras. Son un escondite perfecto para patógenos oportunistas que pueden saltar al ambiente y causar problemas respiratorios, erupciones e inflamación de los ganglios a personas con el sistema inmune debilitado.  
Pero la amenaza existe por toda la casa. Los puntos preferidos para los gérmenes son los cubos de ropa sucia, la cocina, los baños, la basura, los restos de comida…". Su temperatura ideal son los 37ºC. Y no hay lugar que se le resista. La única solución es  desinfectar muy bien toda la casa para evitar la infección cruzada y no ayudar al germen a que se multiplique.
 
Trapos de cocina, el paraíso de las bacterias
Los trapos de cocina actúan como reservorio y propagadores de gérmenes patógenos. No es suficiente con lavarlos de manera frecuente porque son, junto con las manos y otros utensilios de uso habitual, una de las principales vías de formación y propagación de bacterias patógenas en los alimentos. Además, actúan como reservorios, sobre todo, si los trapos están húmedos. La humedad es un gran aliado de los patógenos.
Según un estudio de la Agencia de Protección Sanitaria británica, el 56% de los trapos analizados en 120 restaurantes contienen niveles inaceptables de bacterias, sobre todo enterobacterias como E.coli, Staphylococcus aureus y Listeria, indicadores de la aplicación de medidas higiénicas inadecuadas. Algunas de sus recomendaciones para evitar los riesgos derivados de su uso son:
 Separar los trapos que se utilizan en las áreas donde se manipulan alimentos crudos, de las zonas de alimentos cocinados.
 Limpiarlos con una solución jabonosa, desinfectarlos con lejía (lavandina o cloro) y secarlos al sol.
 Desinfectarlos con frecuencia (no sobrepasar las 24 horas de uso), aunque ello no es garantía de que las bacterias no vuelvan a crecer.
  No secarse las manos con un trapo que antes se haya usado para manipular alimentos crudos, como carne o pescado.
 Sustituirlos por papel de cocina y desecharlos inmediatamente.
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