Anemia infecciosa equina

La anemia infecciosa equina es un padecimiento infectocontagioso de los solípedos (caballos, asnos, mulas), ocasionado por un virus y que, en los casos típicos, cursa con elevada fiebre, decaimiento y edemas.

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Este mal es muy pronunciado en nuestro país, ya que no solo se propaga cuando los equinos entran en contacto, sino también por medio de vectores que pican al animal y luego hacen lo mismo con uno sano.La anemia infecciosa equina tiene una evolución que va desde sobreaguda, aguda, subaguda, crónica y latente o inaparente, y que se puede verificar desde el período de incubación, que varía entre 24 horas a tres meses en condiciones naturales de contaminación.
Forma sobreaguda o septicémica: Los síntomas se presentan en forma brusca con hipertermia de 40 ºC a 41 ºC; además de síntomas generales graves, como ser: intenso abatimiento, anorexia, sudoración profusa, debilitamiento del tren posterior, con incoordinación de los mismos y dificultad para desplazarse. Esta evolución es muy rápida, y puede sobrevenir la muerte sin que se manifiesten los signos de anemia, es decir, que el número de glóbulos rojos permanece inalterable en esta fase.
Forma aguda: Los síntomas que se presentan en esta forma son generales y locales. Los generales son aumento de temperatura de
41 ºC a 42 ºC dos o tres días después del inicio del mal, con posibles oscilaciones térmicas, y períodos de remisión pasajera que duran de 48 a 72 horas. Localmente, encontramos congestión de las mucosas oculares en la que, con el correr de los días, aparece ictericia y pequeñas hemorragias puntiformes que luego desaparecen según se vayan disipando los síntomas. Puede existir hemorragia nasal y cólicos con hemorragia intestinal. Si en este momento jalamos las crines del caballo, estas se desprenden con facilidad.
Forma subaguda: Los síntomas son similares a los antedichos, pero más atenuados; luego desaparecen y pasan a la forma crónica.
Forma crónica: Esta forma evolutiva es el paso de la forma aguda, o subaguda, la que se manifiesta con síntomas generales discretos. El apetito es caprichoso, es decir, que comen solo algunas veces y a desgano; hay adinamia y en general el proceso evoluciona sin fiebre. Solo en algunas ocasiones hay un leve aumento de temperatura que desaparece espontáneamente. En este momento, mueren los animales crónicamente enfermos, o puede aparecer una reagudización del proceso.
Forma latente: En esta forma, los animales tienen la apariencia de ser enteramente normales; comen bien, el aspecto del pelo es fino y lustroso, aunque no rinden a plenitud en sus actividades, pero hemos visto nosotros a caballos inaparentes ganar carreras largas y concursos hípicos.
Hemos detallado la enfermedad clásica. No obstante, en la actualidad, algunos autores la clasifican como una enfermedad de evolución aguda y crónica, pero esencialmente crónica con recuperación total de los aspectos clínicos.
Los asnos enferman con fiebre y sintomatología no llamativa, terminando con la muerte. La mula, que es un animal muy resistente naturalmente, casi no tiene fiebre y la evolución más común de la enfermedad es la crónica.

DIAGNÓSTICO
En la actualidad, el único sistema de diagnóstico válido y efectivo en todo el mundo es el test de inmunodifusión en Agar Gel, descubierto por Coggins y Norcross en abril de 1970 en Cornell Veterinarian.

TRANSMISIÓN
POR TÁBANO
La transmisión se efectúa en forma mecánica, cuando insectos vectores u otros elementos transfieren la sangre de animales infectados a animales sanos.
En la actualidad, se considera al tábano el más importante transmisor de la enfermedad por ser el que mayor cantidad de sangre transporta de un animal a otro.
En ese sentido, los tábanos, por las características de sus órganos bucales, cortan la piel al equino y le producen intenso dolor al mismo. Entonces, el animal con movimientos defensivos, ya sea de la cola, los dientes o los potentes músculos subcutáneos, los ahuyenta, y los tábanos al no completar su alimentación, buscan otro huésped, o el mismo, y repiten la operación.

TRANSMISIÓN POR VACUNACIÓN Y SEXUAL
La otra forma de transmisión, y quizás la más peligrosa, es la aguja hipodérmica durante las sanitaciones del equino, que pasa de un animal a otro, sin esterilización.
Aparte de la sangre contaminada, la enfermedad puede ser transmitida por el semen de un padrillo contaminado, si hubiere o se produjera una lesión en el momento de la monta.

TRANSMISIÓN
POR CALOSTRO
Los potrillos que de madres enfermas nacen sanos se contaminan por virus presentes en el calostro y en la leche y no necesitan la presencia de heridas, pues la debilidad de la mucosa intestinal de los potrillos permite el paso de virus al torrente sanguíneo.
Los únicos métodos disponibles para evitar la propagación de la enfermedad son la separación de animales positivos de los negativos y los análisis periódicos de control. De ser posible, cada caballo debe tener un equipo propio; las jeringas deben ser desechables o hervidas convenientemente, pues los caballos sin síntomas clínicos, pero positivos en su reacción, serán positivos mientras vivan, y son contaminantes, considerándose a la enfermedad un riesgo normal de toda explotación equina.
Creemos, sin embargo, que pronto hemos de tener una vacuna para prevenir la enfermedad, pues tenemos conocimientos y datos concretos de que en China Continental, científicos de ese país han desarrollado una vacuna contra la anemia infecciosa equina y que aplicada a equinos con reacción negativa, o sea sanos, no adquieren la enfermedad.
Control de la enfermedad: El control de la enfermedad está a cargo del Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal Salud (Senacsa), del Ministerio de Agricultura y Ganadería. También se emplean: Test de Coggins, tres muestras positivas y una negativa. Test de Coggins, cuatro muestras positivas.
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