Una sociedad autoritaria cría de manera cruel a los niños y niñas

“El maltrato infantil deja secuelas mentales traumáticas hasta la vida adulta, con trastornos desde leves hasta muy graves. Sobre todo, en una sociedad como la paraguaya, en la cual todavía impera la disciplina autoritaria y muchas veces hasta cruel con los niños”, afirma Osmar Sostoa, psicoanalista y expresa el profesional que la práctica clínica lo llevó a trabajar en dicho tema con el fin de dilucidar mejor las causas por las cuales los traumas psíquicos en adultos abundan en nuestro país.

El maltrato infantil, no es saludable. La violencia contra los niños, niñas y adolescentes es un grave problema en Paraguay.
El maltrato infantil, no es saludable. La violencia contra los niños, niñas y adolescentes es un grave problema en Paraguay.

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“Esa misma cultura es la argamasa consistente que sostiene la cotidiana “convivencia” de muchos hogares paraguayos, los nidos en donde se hubieran formado ciudadanos no solo con salud física sino también mental y social.”, introduce así Osmar Sostoa, psicoanalista, la explicación de su tesis, “Secuelas psíquicas del maltrato infantil en la vida adulta. Contribución a las políticas públicas de prevención en salud mental”, recientemente aprobada, que le permitió acceder al título de magister en psicología clínica, en la Universidad Nacional de Asunción (FF/UNA); y que contó con la tutoría del PhD José Carlos Rodríguez-Alcalá.

Osmar Sostoa hizo una rigurosa investigación en las estadísticas de hospitales, fiscalía, UNICEF, entre otras fuentes y se percató de que los datos del maltrato infantil son escalofriantes en el país. Confirma que la violencia contra los niños, niñas y adolescentes es un grave problema en Paraguay, en donde el 61% de los niños, niñas y adolescentes que participaron en este estudio han sido víctimas de algún tipo de violencia en su hogar, siendo especialmente preocupante el alto nivel de maltrato grave, que alcanza a un 35% de la muestra.

“En nuestro país es todavía predominante la creencia en la plena capacidad mental del niño una vez que aprendió a hablar y a entender cuando se le habla. Por lo tanto, si no hace lo que se le dice, merece un castigo, autoritariamente hablando. En los primeros siete años de vida se suelen instalar los traumas psíquicos más graves, porque el desarrollo mental es todavía incipiente y precario. Para peor, cuando los adultos tienen comportamientos indebidos, con escenas domésticas de violencia o de erotismo, suponen que sus hijos se van a olvidar y de grandes van a comprender, porque ya entonces harán lo mismo”, señaló Sostoa.

El psicólogo señaló que “los extremos no son buenos; el maltrato infantil, por lo tanto, no es saludable, es una de las manifestaciones de la violencia social vigente y sus resultados negativos están en las estadísticas de hospitales y estudios realizados.”

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