El Comuneros, la historia y la deuda sin pagar

El deporte brindó tantas alegrías al pueblo y puso la cara muchas veces como imagen de nuestro país. No siempre recibió el apoyo que se merece. Hasta hoy, por ejemplo, el Estado no devolvió al básquet su escenario emblema, el Comuneros, donde Paraguay obtuvo su histórico primer título internacional en selecciones. Stroessner lo expropió en enero de hace 47 años.

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El 26 de enero de 1978, cuando se lo estaba techando, una tormenta derribó la estructura del Estadio Comuneros (Avenida República y calle 15 de Agosto). A Stroessner ya le venía molestando su cercanía al Palacio y las multitudes que convocaba. Aprovechó aquello para cerrarlo y demolerlo luego. El básquet y el deporte en general y el arte se quedaron sin ese escenario que fue una leyenda.

Había sido inaugurado en 1949, año caótico en lo político, en el que se sucedieron cuatro presidentes de la República: Natalicio González, Raimundo Rolón, Felipe Molas López y Federico Chaves. Ese mismo año se jugó ahí el Sudamericano de básquet masculino.

Y llegó aquel 1952. Sudamericano de básquet femenino. Paraguay campeón. El primer título internacional del deporte paraguayo en selecciones (en 1945 Deportivo Humaitá había ganado un título sudamericano de clubes en vóley masculino, en Buenos Aires). El título del 52 convirtió al Comuneros en un emblema. Y eso se consolidaría en 1962, con el nuevo título sudamericano, con aquel equipo conducido por la inigualable Edith Nunes, la del mítico doble en la final contra Brasil, faltando 3 segundos, con el que Paraguay ganó por un punto el imborrable campeonato. El Comuneros ya estaba en la leyenda absoluta del basquetbol y del deporte del Paraguay.

Incluso para Stroessner debió ser memorable ese recinto: allí dio su primer discurso en la campaña electoral que lo llevaría a la presidencia en 1954.

Otro hecho indeleble: el 22 de enero de 1954 se llevó a cabo en el Estadio Comuneros el festival de despedida del Trío Los Paraguayos: Agustín Barboza, Luis Alberto del Paraná y Digno García. Partirían a Europa para difundir la música paraguaya. Y ya todos sabemos lo que significó ese Trío para el conocimiento del Paraguay en el Viejo Mundo.

El Comuneros vio a Paraguay campeón sudamericano de fútbol de salón en 1965 y vibró con los épicos combates de Kid Pascualito ante una comunidad pletórica de vibración. Y allí los grandes recitales musicales. Ese estadio era el motor de la Confederación Paraguaya de Básquetbol, del básquet, de otros deportes (como el vóley) y del arte. Hasta que lo callaron.

Ahora está vigente un convenio entre el intendente de Asunción, Oscar Rodríguez, y la Confederación, para la cesión de un terreno en la Costanera. Pero un nuevo Estadio Comuneros necesita del apoyo estatal para que vuelva a ser el gran centro del básquet, del deporte todo, del arte y de la cultura. Lo necesita Asunción. Lo necesita el país. Es una enorme deuda impaga.

Y podría ser una espléndida herencia del presidente Peña.

nerifarina@gmail.com

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