En un papel, en la pantalla del celular, es un titular de ABC: “Más de 2.300 insumos estarían en estado crítico en el Ministerio de Salud”. Son medicamentos y provisiones descartables que tienen “existencia en niveles críticos” o directamente no hay.
En esa lista se citan, por ejemplo, ácido fólico, ácido acetil salicílico, o sea, lo que se conoce como aspirina, alcohol rectificado, fentanilo, antibióticos como amoxicilina; guantes, hilos para sutura, ibuprofeno e insulina. Hasta bolsas mortuorias están en situación crítica, según el documento del Ministerio de Salud.
Pero más allá de la hoja del diario, o de estas palabras en el celular; la falta de 2.300 medicamentos e insumos implica que en los hospitales hay pacientes que no son atendidos si no llevan un par de guantes; mientras otros, ahogando el llanto por la desesperación, cuentan que gastaron G. 500.000 para que la esposa pueda ser sometida a una cesárea y hoy, cuando les exigen más medicamentos por G. 150.000, ya no tienen de dónde sacarlos.
También hay desesperación en los médicos, que lamentan que en la farmacia del hospital no haya antibióticos, porque entonces los pacientes no se tratan por falta de dinero y vuelven al centro médico en peores condiciones. “Así es como después se necesita terapia intensiva, pero no hay camas, entonces hay que buscar ambulancia y lugar en otro punto del país y todo el sistema de salud se resiente. Y a nosotros, los médicos, nos llaman negligentes”, lamentaba un clínico.
Conste que hablamos de insumos y medicamentos de atención médica básica. Todo se complica aún más cuando se trata de enfermedades catastróficas, como el cáncer, porque no hay equipamientos para estudios más complejos, las sesiones de quimioterapia se atrasan por falta de medicinas y la asistencia está centralizada en pocos puntos del país, principalmente en Central, por lo que los pacientes deben viajar kilómetros para poder conseguir atención médica.
Por si faltase, muchos hospitales urgen reparación. El año pasado, parte del techo del Instituto Nacional del Cáncer se cayó en pleno quirófano, durante una cirugía. Este mes, en el Hospital Distrital de Hernandarias, médicos y familiares de internados presenciaron el derrumbe parcial del techo y las paredes del quirófano y la sala de partos.
Y es que más allá de los papeles y de los discursos del “Paraguay Sano”, la salud pública de Santiago Peña en verdad agoniza en su primer año de gobierno.