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El pasado domingo, el menor llegó hasta el punto de encuentro de los demás competidores montado en una vieja bicicleta sin frenos, al igual que su sueño de participar. Vestía una remera de algodón, una bermuda y tenía puesta una zapatilla gastada, de tanto frenar su biciclo con ella.
Desde el inicio llamó la atención de los organizadores, quienes le tomaron fotos durante la práctica realizada. Esas imágenes se viralizaron en las redes sociales y las respuestas de numerosas personas que querían ayudar al precoz competidor no tardaron en llegar.
Su historia también llegó a ABC Color, donde muchos lectores y televidentes se mostraron solidarios luego de conocer lo que está viviendo este niño, que en las mañanas va al sexto grado y en las tardes ayuda en un taller mecánico de motos.
Precisamente, en ese lugar está forjando dos de sus sueños, uno de ellos es que con el dinero que junta con la paga que le dan por trabajar ha conseguido llegar a la meta de completar los G. 50.000 para la inscripción de la competencia ciclística. El otro sueño que tiene es el de ser un mecánico profesional.
Este niño vive en un asentamiento de Horqueta, en la casa de sus abuelos y una de sus tías. Sus padres son separados y tiene 3 hermanos. A pesar de su condición económica modesta, no deja de perseguir sus objetivos que los tiene muy claros y su corta edad no es obstáculo para ello.
Ahora, muchas personas están expectantes a lo que Eduardo Javier pueda realizar en la competencia y, más allá que suba o no al podio, ya es un campeón de la vida. Su testimonio puede incluso ayudar a la gente, sin importar la edad, a motivarse y tener una meta en sus vidas.
Eduardo Javier es solo uno de los tantos niños de nuestro país que pretenden un futuro mejor, sin importarle lo que actualmente están viviendo y, para ser feliz, solo necesita tan poco. Y pensar que en el Paraguay se dilapidan sumas siderales en “gastos” que no contribuyen absolutamente en nada.