El documento, en edición digital tiene 136 páginas. En el apartado 3.1. describe la crisis de la educación nacional y en el 3.2. (pág. 25) analiza once causas de la crisis.
La descripción de la crisis de la “educación paraguaya” (del sistema y los procesos educativos) se reduce a comentar la crisis de aprendizaje en lectura, matemáticas y ciencias de nuestros adolescentes de 15 años, agudizada por el daño que hizo la pandemia afectando gravemente con mucho menor aprendizaje. Esta simple y superficial descripción de la crisis es la primera parte del presunto diagnóstico.
A continuación describen once causas “subyacentes” o responsables de la crisis. Las tres primeras causas se refieren a la problemática económica: baja inversión, uso ineficiente de los recursos económicos y baja remuneración a docentes.
Las causas 8 y 9 se refieren a las familias; se las acusa de no interesarse por la educación de los hijos y por no involucrarse con su institución educativa.
Las otras causas son: baja calidad de infraestructura y materiales didácticos (causa 4), baja carga horaria (causa 5); ausentismo estudiantil y docente (causas 6 y 7); baja involucración de las organizaciones locales (causa 10) y finalmente, bajo promedio de estudiantes por sección (que al describirla, resulta ser por clase/aula) (causa 11).
Todo lo que han investigado los autores de este indebidamente llamado “diagnóstico”, todo el esfuerzo de estudio y análisis que han hecho, es leer el informe del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) de la Unión Europea, realizado el año 2017 solo en 9 países del mundo.
El comentario sobre un documento extranjero, que informa sobre el bajo nivel de aprendizaje de los estudiantes de 15 años en el 2017 NO ES UN DIAGNÓSTICO de la educación nacional de Paraguay en el 2022; académicamente es impresentable y éticamente es un fraude.
Técnicamente el análisis de las causas tiene fallos fundamentales de lógica:
- Confunden los conceptos de causas y efectos, por ejemplo, dan como causa de la crisis el ausentismo estudiantil y sabiendo que el 33% de los alumnos reconocieron que no van a clase porque les resultan aburridas, tendrían que interpretar que el ausentismo no es causa sino efecto de la incompetencia didáctica de los profesores, que no saben motivar ni interesar a los estudiantes en el aprendizaje.
- Que según el 89% de alumnos, los profesores pierda tiempo en clase manipulando su celular y según el 45%, con su computadora, no es causa, es también efecto de otra causa, la corrupción y falta de ética profesional de los docentes.
- Cuando analizan el acompañamiento de los padres o familiares a sus hijos sobre su trabajo en la institución educativa, afirman que “muchos estudiantes se quejan de no ser acompañados”, pero el porcentaje que citan es sólo el 31% de los estudiantes, lo que en realidad significa que el 69% de los hijos (mayoría absoluta) están acompañados.
- Semejante arbitrariedad al informar sobre el involucramiento con la institución educativa. Según el 45% de los docentes, los padres se involucran en la recaudación de fondos. Sin embargo los analistas afirman que es bajo su nivel de involucración.
- Nada se dice del impacto destructivo en el sistema y los procesos educativos del bajo nivel científico, didáctico, ético de no pocas universidades, institutos superiores e institutos de formación docente, que regalan títulos profesionales a cambio de cuotas.
- Nada de la corrupción jurídica del MEC y sus autoridades que violan la Constitución y leyes, empezando por la ilegalidad de ningunear al Conec, aun siendo mandato de dos leyes y crear por decreto el Comité Estratégico y sus equipos.
- Nada de la invasión política partidaria del MEC con operadores políticos.
Y así otras causas, que no me caben aquí.
Porque el diagnóstico no es diagnóstico y está errado, el plan correspondiente está errado. No lo aceptamos.
El más evidente indicador de que la educación nacional está gravemente enferma es precisamente el pésimo nivel académico, científico y ético de este presunto diagnóstico que fundamenta la terapia errada: las políticas y el Plan que autoritariamente quieren imponernos.