“En este modelo conviven dos estereotipos de mujer mayor la viejecita pasiva que no aporta nada, la ineficiente, olvidadiza, reiterativa y la de apariencia juvenil (con el costo que eso conlleva) que se supone divertida y alegre. Si negamos el avance de la edad seremos víctimas de todos los sacrificios que implican la búsqueda de la eterna juventud en lugar de vivir libres y dueñas de nuestras vidas”, manifiesta Angélica Roa, feminista y psicóloga clínica que trabaja el tema del autocuidado de las mujeres, sus emociones y la violencia hacia las mujeres.
Lea más: "Envejecer sin envejecer"
La psicóloga recalca que las mujeres mayores actualmente ya no queremos cumplir con los mandatos sociales, y no nos sentimos cómodas con la imagen de “población de riesgo” que heredamos de la pandemia.
“No aceptamos que por nuestro bien recorten nuestra libertad ni tomen decisiones por nosotras, la vejez no es sinónimo de senilidad y pérdida de autonomía”.
Lea más: Autocuidado de mujeres ante casos de violencia
“El desafío es disfrutar en la vida cotidiana de lo mucho o lo poco, a pesar de los malestares, vivir en un cuerpo mayor con dignidad y respeto, con belleza y sin tortura. Revertir la voz social que nos ignora, hacernos escuchar, porque a medida que envejecemos somos menos escuchadas”, puntualiza Angélica Roa.