68 años de historia y resiliencia

Ciudad del Este cumplirá 68 años de fundación el próximo 3 de febrero, fecha que también coincide con su fiesta patronal. Aunque es una de las ciudades más jóvenes de Paraguay, se ha consolidado como la segunda más importante del país. Su rápido crecimiento en infraestructura y población la ha convertido en uno de los principales motores de la economía nacional.

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Estratégicamente ubicada en la Triple Frontera, Ciudad del Este comparte límites con Brasil y Argentina, lo que la posiciona como un punto clave para el comercio internacional. Esta privilegiada situación geográfica ha impulsado un mercado dinámico que atrae a millones de visitantes cada año. Sus shoppings, ferias comerciales y diversidad de servicios la consolidan como un polo económico fundamental no solo para Paraguay, sino para toda la región.

Además de su importancia económica, la capital del Alto Paraná cuenta con una riqueza natural y paisajística inigualable. Su proximidad a maravillas como las Cataratas del Iguazú y el Lago de Itaipú la convierten en un destino turístico único. Sin embargo, este potencial turístico ha sido históricamente subestimado debido a la falta de políticas públicas integrales que fomenten el turismo como una alternativa sostenible de desarrollo.

En cuanto a su población, Ciudad del Este es un mosaico multicultural compuesto por comunidades de diversas partes del mundo. Esta diversidad enriquece su economía y cultura, reflejándose en una población caracterizada por su espíritu emprendedor, resiliencia y capacidad de innovación frente a las adversidades.

Lamentablemente, durante años, la ciudad estuvo bajo la administración de políticos corruptos que se beneficiaron a costa del desarrollo local. La mala gestión y el mal uso de los recursos públicos agravaron problemas como el caos urbano, la precariedad en los servicios y la inseguridad. A pesar de esto, la alternancia política ha abierto una nueva etapa para la ciudad, aunque todavía enfrenta grandes desafíos.

Es triste observar cómo, en lugar de priorizar el bienestar colectivo, muchos líderes políticos siguen centrados en luchas de poder. Es crucial que trabajen en proyectos visionarios y consensuados que transformen la ciudad en beneficio de toda la comunidad. La oposición política puede desempeñar un papel clave en romper con el monopolio del poder, pero es hora de elevar el nivel del debate y buscar acuerdos que favorezcan el desarrollo sostenible.

Este cambio de enfoque requiere la participación activa de la ciudadanía. Solo a través del esfuerzo colectivo será posible construir un futuro más prometedor para la gran urbe.

La ciudad no es solo un motor económico; es también un reflejo del Paraguay del futuro: diverso, pujante y lleno de potencial. Aprovechar esta oportunidad histórica depende de la voluntad tanto de sus líderes como de su población. El desafío es claro: dejar atrás las disputas políticas y construir juntos una ciudad que sea ejemplo de desarrollo y orgullo para todos los paraguayos.

tereza.fretes@abc.com.py

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