La cuenca conformada por estos arroyos está ubicada en la divisoria entre los distritos de Encarnación y Cambyretá. Sirve de límite natural entre ambas ciudades. Este lugar, que cuenta con un atractivo paisajístico valioso, suele ser empleado como sumidero de basuras de todo tipo, incluso de efluentes cloacales en crudo.
Este enorme espejo de agua es un sitio ideal para la práctica de deportes náuticos. De hecho, existen dos clubes de remo en sus orillas, con muchos niños y jóvenes que deben navegar en medio de algas y agua sucia.
Lo que debería ser un lugar para el disfrute de las actividades al aire libre, un sitio de atractivo turístico para las comunidades aledañas y visitantes de otras latitudes, se ha convertido en un lugar que provoca repugnancia y constituye una amenaza para la salud pública.
El mantenimiento de la salud de este curso hídrico es responsabilidad de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), que, con la construcción de la usina hidroeléctrica de Yacyretá, generó un impacto importante en los cursos hídricos de su área de influencia.
La semana pasada, la cuenca fue noticia por denuncias sobre lo sucias y contaminadas que se encuentran sus aguas. Tras tomar estado público la situación, la EBY procedió al retiro de algas y camalotes, una acción apenas paliativa.
Ya en octubre pasado, mediante una acción ciudadana, fueron rescatados del arroyo Potî'y toneladas de basura (plásticos, neumáticos en desuso, partes de electrodomésticos, entre otros), que habían sido arrojadas al pequeño bosque que bordea el arroyo Potî'y, a escasos 100 metros de las oficinas del Departamento de Obras Complementarias de la EBY.
Esta megaobra hidroeléctrica, concebida para generar “energía limpia”, muestra aquí su contracara, que no es precisamente “limpia”. La entidad le endosa a encarnacenos y cambyreteños su cuenta de contaminación, suciedad y desidia.
Entretanto, la misma entidad destina siderales montos de dinero para mantener una claque privilegiada de zánganos improductivos y con salarios de primer mundo. Planilleros de todo pelaje, “nepoEBYs”, entre otros favorecidos, pululan en la institución. Sería altamente saludable que esos recursos fueran destinados a un mejor propósito.