Política y equidad social

Se nota que sigue habiendo mucha brecha entre ricos y pobres. No sé por qué no se realiza un censo en serio para determinar con exactitud la estadística sobre los grandes poderosos que tenemos y la gente que ni siquiera tiene para comer.

audima

El país es inmensamente rico. Gran productor de carne, trigo, arroz, azúcar, soja, energía y yerba mate. Cuánta cantidad de oro ya se llevó de Paso Yobái donde intendentes y gobernadores ya son millonarios tocando nuestros recursos naturales. Esos politiquillos de cuarta -que otrora no tenían ni para su pasaje- hoy son grandes potentados que se adueñan de todo y, por lo tanto, compran todo, bienes, servicios, personas y conciencias. Es una vergüenza ver como colocan a toda su parentela en las instituciones públicas, creyéndose los dueños del país.

Una sola familia, para muestra vale un botón, la cabeza es senador. El hijo trabaja en el congreso. La señora en Itaipú. El suegro en Yacyretá y los hermanos y sobrinos también en entidades estatales. Es el caso de Silvio Ovelar. Pero hay cientos similares. Están repartidos estratégicamente en gobernaciones, intendencias, congresos, poder judicial y ministerios. Todos los zorros cuidando los gallineros. Y día y noche perfeccionando el arte de robar a mansalva sin un ápice de vergüenza.

Todo el tiempo están pergeñando las formas de crear más ministerios y llenar de correligionarios leales al partido para eternizarse en el poder. Trabajan de una manera perversa y te hacen creer que si no te juntas con ellos no tenés derecho a comer ni a trabajar. Tenés que vivir en la indigencia.

Nuestro país tiene mucho verde. Tiene mucha agua. Si los gobernantes fuesen patriotas, cuidarían como oro toda esa riqueza. Pero no. Ellos solo piensan en sus bolsillos y cada vez vemos que compran más estancias, propiedades y autos lujosos. Sus hijos estudian en colegios tops como dijo Trato apu`a una vez. Tienen seguros médicos privados y van escoltados con custodios policiales. Veranean en Cancún o Marbella. Nosotros, el pueblo, si tenemos suerte vamos a un pequeño arroyo, con nuestro tereré y sanwichito a cuestas.

Es una gran injusticia social porque hacemos vivir como reyes a nuestros verdugos saqueadores públicos.

El Paraguay tendría que ser la Suiza sudamericana llena de flores, a lo largo y a lo ancho de la patria. No tendría que haber niños mendigando en las calles ni hermanos indígenas en los semáforos. Tanta gente rebuscándose en las basuras. Es una pena.

Nuestros compatriotas deambulando por el mundo buscando mejores horizontes porque sus líderes políticos no les ofrecen una buena calidad de vida. Me golpea el alma ver tantos jóvenes en las universidades soñando con una carrera para su porvenir y que Santi Peña les digan que eso no les va a servir para conseguir trabajo. Solo si son hurreros y bailan al son de la polca colorada, podrán soñar con un puestito de porquería.

Estos malditos corruptos hace 90 años que nos arrastran en la pobreza y la ignorancia. Les conviene esclavizar al pueblo que no tiene juicio crítico para analizar la situación con realismo y objetividad. El aparato estatal se ocupa puntillosamente para engañar, manipular, mentir y estafar. Son una nefasta gavilla qué se unen para delinquir escandalosamente y sin descansar un segundo en el latrocinio.

Es hora gente de despertarnos y darnos cuenta en qué manos diabólicas hemos caído. No den más sus votos a los sinvergüenzas. A los impresentables. Nuestros hijos y nietos merecen un mejor futuro. Tengamos un poco de consciencia Y responsabilidad ciudadana. No nos prestemos a sus mentiras y juegos sucios. Ni creamos en sus discursos engañosos. Muy pronto vendrán los futuros candidatos a municipios y concejalías a las puertas, a pedir votos.

Ahora se están apurando por arreglar calles, baches, cementerios y cuanto puedan para maquillar un poco. Sabemos bien que la gran cantidad de plata ya lo guardaron en sus propios bolsillos y en sus cuentas bancarias. Y es de nuestros impuestos señores. Ellos cada vez más ricos y nosotros cada vez más pobres. El cambio depende de cambiar la mentalidad y la cultura. De hacer trabajar la cabeza y no ceder a sus chantajes.

blila.gayoso@hotmail.com

Lo
más leído
del día