Las noticias internacionales daban cuenta de que la oposición mayoritaria de Venezuela, agrupada en la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), ha insistido -y sigue insistiendo- en que Edmundo González Urrutia fue el ganador de los comicios y que jurará como mandatario.
El antichavismo asegura que ha reunido el “85 % de las actas electorales” como evidencia del triunfo de González Urrutia, que fueron publicadas en una página web para su consulta, a través de testigos y miembros de mesa la noche de las elecciones (julio, 2024), que atestiguan el triunfo de González Urrutia, unos documentos que el Gobierno califica de “falsos”.
Esta turbulencia política internacional nos ha dejado tres cosas: nuevos héroes y referentes de la oposición venezolana un poco más firmes y fuertes; la unión cada vez más firme de la comunidad internacional en contra del madurismo y un paulatino debilitamiento de Maduro.
Respecto a lo primero, tenemos a González Urrutia, autoproclamado legítimo ganador de las elecciones y que ejerció su influencia extramuros venezolanos. Además emergió con mucho más fuerza y coraje María Corina Machado, la opositora que frente a todo riesgo salió de sus 133 días de clandestinidad para liderar una multitudinaria marcha antichavista en vísperas del 10 de enero, fecha del “golpe de Estado” de Maduro.
En cuanto al debilitamiento del madurismo algunos síntomas evidentes fueron a nivel interno, el escaso apoyo y presencia de líderes internacionales en su juramento. De hecho, el acto se realizó en un salón más pequeño y con menos gente que en las dos ocasiones anteriores donde la ostentación de poder era aplastante. Por el otro lado, la presión internacional es evidente con las sanciones impuestas por la Unión Europea a casi una veintena de sus referentes del primer anillo madurístico y el aumento de la recompensa por “entregar” a Maduro a los Estados Unidos por USD 25 millones.
Este escenario, más negociaciones secretas, ha propiciado que la oposición demuestre tener un poco menos de miedo. Ante la diaria promesa de que “el día que esperamos está llegando”, la esperanza es lo último que se pierde. Mientras tanto, la dictadura sigue instalada y ha dado otro golpe a la democracia regional.