Los cuatro Poderes del Estado

En el Paraguay tenemos cuatro Poderes del Estado: Ejecutivo, Judicial, Legislativo y el Cartismo. La otra particularidad es que los tres primeros renuncian a su independencia en beneficio del cuarto cuyo dominio se extiende a todas las instituciones nacionales. Hace lo que quiere, y lo que quiere generalmente va en contra de los intereses del país.

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Tenemos un Ejecutivo cuyo poder está en otro sitio. Tan es así que el titular, Santiago Peña, harto de no poder hacer nada por cuenta propia, cada momento se hace del dinero del contribuyente y se da costosas vacaciones en el extranjero. Y nadie se da cuenta de que no está en el país. Si estuviera por lo menos algunos días aquí, no cometería el error de pintar en sus discursos un Paraguay inexistente. Suele causar mucha risa, en vez de indignación, cuando pondera los avances en educación, salud, seguridad, trabajo, etc. Cuando habla del combate a la corrupción, incluyendo el narcotráfico, lo hace al término de un partido de fútbol, de brazos del senador Erico Galeano, naturalmente, cartista.

Hablando de narcotráfico, gracias al diario norteamericano, The Washington Post, en el Paraguay nos hemos enterado de que Santiago Peña decidió que la DEA (sigla en inglés de Administración de Control de Drogas) deje de trabajar con su similar paraguaya, la Senad. Cuando trascendió la noticia, desde el gobierno se pretendió negarla. Al final, se admitió la información. El juez especializado en crimen organizado, Osmar Legal, dijo haber sido tomado de sorpresa y añadió que la cooperación entre ambas entidades ha dado resultados positivos “a lo largo de los años”. Para le exministra de Justicia, Cecilia Pérez, los narcotraficantes “estarán muy felices y sienten que gozarán de buena salud”. Agregó que el narcotráfico “no es solo droga, es también lavado de dinero y financiación”.

Mientras voceros del gobierno daban razones contradictorias, el líder de la bancada de Honor Colorado en el Senado, Natalicio Chase, salió a decir la única versión creíble: que con la DEA “se debe regular un poco la injerencia extranjera”. Esta es la verdadera causa de la decisión del cartismo. La injerencia supone que la DEA venía trabajando bien en la investigación del narcotráfico. Tan bien que se tropezó con las vacas sagradas reunidas en A Ultranza, por ejemplo, y otros operativos a cuyos protagonistas habría que esconderlos y no sacarlos a la luz pública como “imprudentemente” lo había hecho la DEA.

La decisión del gobierno paraguayo preocupa también a la Policía Federal del Brasil. La información agrega que unos 300 agentes operan en la frontera Pedro Juan Caballero-Punta Pora. “Estos agentes contaban con información, entrenamiento y equipos de la policía estadounidense. En esta zona fronteriza se establecieron varias organizaciones criminales enfocadas al narcotráfico”. Hoy estarán festejando el cese de la relación de nuestro país con la DEA.

Estas y muchas otras decisiones -e indecisiones- de Santiago Peña, hicieron que gran parte de la población le mirara con inocultable enojo. En las fiestas de la Virgen de Caacupé el pueblo habló a través de los obispos y sacerdotes que en sus homilías resaltaron la preocupante situación. Cada día vemos que las autoridades, con olvido de sus responsabilidades, se dedican a desvalijar al país. Cuando Peña fue a mostrarse en una de las misas, al salir uno de los peregrinantes le gritó: “El pueblo llora sangre, presidente”. La terrible frase fue muy aplaudida. Peña reaccionó como suele hacer ante las dificultades: llegó a Mburuvicha Roga, cargó la maleta y se fue de paseo a París. Como en el Paraguay nada tiene que hacer pasó luego a Israel para abrir la embajada paraguaya en Jerusalén que estaba en Tel Aviv. Aquí se encuentran instaladas más de 90 embajadas de otros tantos países. En Jerusalén hay solo cinco.

Este es, en síntesis, nuestro Poder Ejecutivo. Faltan los tres restantes que en próximas notas iremos conociendo.

alcibiades@abc.com.py

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