Las paredes de la amplia oficina están decoradas con sus fotografías tomadas en distintos momentos de su campaña proselitista. En todas ellas, con su uniforme de traje oscuro, camisa blanca y corbata roja. Escuché a alguien decir que el color de la corbata le daba suerte. Atendía el teléfono sin parar. Por el tono de voz se deduce su enojo que es como un ladrido amenazador. Repetía frases como “no quiero ni un latino más, vienen a comer nuestros gatos y nuestros perros”. No me tomé por aludido. Por fin el último. Le entregó una carpeta que Trump revisó con hastío. Le preguntó:
-¿Es de lo nuestro?
-Enteramente, señor, estuvo en todas las reuniones partidarias haciendo hurras.
-Algo le vamos a dar.
-Muchas gracias, señor –Como los demás, salió de espaldas haciendo reverencias. Pensé en Luis XIV. Me hizo señas enérgicas para sentarme.
-Vengo de Paraguay, señor.
-Por sus buenos políticos, inteligentes y honestos, me gusta Uruguay.
-Paraguay, señor.
-¡Ah!
-Permítame felicitarle por su triunfo. Las encuestas daban por muy reñida la contienda, pero al final…
-Mi equipo de campaña trabajó duro para presentar a la opinión pública como posible ganadora a mi obscura rival. Si dábamos los datos de mi amplia ventaja muchos republicanos no habrían ido a votar. Mi triunfo de ahora ratifica que también la anterior vez gané pero me robaron. Soy imbatible.
-Prometió usted que en 24 horas acabaría con la guerra en Ucrania.
-Mi plan es que los Estados Unidos deje de ayudar a Ucrania. Ni un centavo más, ni una bala más. Esto obligará a Zelenski a rendirse.
-¿Y la guerra en Gaza y Líbano?
-Ahí es al revés. Todos los recursos económicos y bélicos que hagan falta para que Israel acabe lo antes posible con los terroristas y tengamos un mundo mejor, objetivo principal de mi gobierno.
-Contrariamente a elecciones anteriores, en las últimas los latinos se volcaron en mayoría por los republicanos. Este hecho llamó la atención porque usted no es muy amable con los latinos.
-Aquí hay un problema de fondo. Por la facilidad que tienen los extranjeros de violar nuestra frontera, sus mismos gobiernos nos envían a narcotraficantes, vagos, violentos, en fin, a toda gente indeseable.
-Sin embargo las estadísticas demuestran que esa “gente indeseable” es la que ayuda a prosperar esta nación
-Falsean las estadísticas. Con mi gobierno se sabrá la verdad.
-En mi país, el Paraguay, las autoridades gubernamentales recibieron con mucha alegría el triunfo de usted. Esperan la solución de un problema que atormenta a un empresario devenido político. El presidente del Congreso, el nuestro, afirmó que iniciarán un vigoroso lobby para que el querido nuevo gobierno de Donald Trump, un hombre justo, intachable, humano, atienda las peticiones que le van a llegar a través de los miembros de un poderoso grupo.
-Ese tema pasará a manos de mi Secretario de Estado, Marco Rubio, un hombre que pondrá las cosas en su lugar, sin titubeos. En cuanto al lobby costará mucho dinero.
-El dinero no será problema.
-Precisamente ese es el problema: el dinero, De dónde sale tanto, además…-quiso continuar pero recibió una llamada. Me hizo un gesto autoritario para que abandone la oficina. Al salir le escuché decir “Mi querido Vladimir…”