Es así como nos sentimos todos, sin excepción, cuando durante la semana pasada la Albirroja sumó nuevamente buenos resultados. Doblemente positivos si se considera que, a diferencia de meses atrás, ya nos animamos a presagiar la victoria de nuestra selección y hasta a apostar por ella, así de grande la confianza que nos teníamos.
Y estos sentimientos se justificaron totalmente, dando lugar a una nueva oleada de júbilo y expresiones de alegría por todas partes, en las oficinas, sitios públicos y hogares paraguayos. Un refresh de orgullo, pertenencia y capacidad de lograr las cosas que necesita ser continuamente renovado. Y si esta renovación se da a través de ese fenómeno social llamado fútbol, mejor todavía.
Cuando las cosas salen “a pedir de boca”, cuando los logros se dan de una forma tal que pareciera que hasta el clima da una manito para que todo encaje, se apela al dicho muy recurrido y popular “los astros se alinearon”. Lo que no significa otra cosa más que denotar que se está pasando por un momento de mucha suerte, éxito y bonanza.
Pero las casualidades no existen per se. Para que estos logros deportivos se den, y se trasladen luego de forma natural a una actitud tan optimista de la gente, se trabajó mucho y desde hace bastante tiempo. El éxito sonríe a los audaces, de esta forma una mentalidad renovadora y una forma distinta de encarar la misma realidad la transformaron de un modo que no se puede justificar con la suerte, sino con un trabajo bien encaminado.
En línea con la excelente performance de la Albirroja, el fin de semana pasado recibimos a miles de argentinos y brasileros en Asunción para la final de la copa Sudamericana. El Silvio Pettirossi -al margen de que precisa de muchas mejoras-, administró perfectamente la llegada de cientos de avionetas particulares de estos países. Misma cosa ocurrió en las fronteras, cuando buses y vehículos entraban al país con los eufóricos hinchas vibrando con sus colores.
Estos miles de personas que coparon Asunción, Luque y San Lorenzo por un par de días, significaron un ingreso muy importante de divisas frescas y necesarias, que supieron aprovechar los hoteles, restaurantes y comercios en general de forma súper profesional. Ni qué decir de las entradas para el estadio, donde al margen de los ingresos normales muchos propietarios de palcos hicieron su agosto recuperando en un solo evento una buena parte de su inversión.
¡Y la actitud de la gente! Tanto nuestros visitantes como nosotros como anfitriones, muy a la altura de los acontecimientos. Salvo pequeños incidentes- que siempre los hay- nos quedamos con la agradable sensación de haber hecho bien los deberes. También las visitas, salvo la comprensible desazón del perdidoso, porque no pueden ganar ambos, volvieron muy contentos por la experiencia asuncena. Por cierto, matizada con el calor que les brindamos, literalmente.
Las fuerzas de Seguridad impecables, manejando la situación con mucho profesionalismo, evitándose así cualquier tipo de desmán, que tanto daño le hace a este tipo de espectáculo. Fue realmente un fin de semana de fiesta total, quedando ahora pendiente ordenar la casa.
Desde los juegos Suramericanos Asunción ‘22, que fueron igualmente perfectos en su desarrollo, como así también otros eventos que se llevaron a cabo en nuestra capital y nos dejaron muy orgullosos, soplan buenos vientos y los eventos de la semana pasada son una confirmación de ello. Claro que hay muchas oportunidades: A pesar de la inmensa cantidad de obras, la oferta de camas en Asunción es aún insuficiente. Los accesos fronterizos son lentos e inseguros, la capacidad gastronómica colapsa y el tráfico, de por sí engorroso, se vuelve casi insoportable durante estos eventos.
Otro aspecto que llama mucho la atención es el afán mediático de ciertos sectores que buscan “mezclarse” con los protagonistas reales de estos logros, tratando a toda costa de salir en la foto. Es que a ningún tonto le amarga lo dulce, y los ventajistas siempre aparecen cuando olfatean la oportunidad en el aire.
Pero no permitamos que estos ruidos nos aparten ni por un momento de lo que es importante: Los últimos logros nos permitieron recordar la capacidad que tenemos, la posibilidad de enfrentar los desafíos con grandes chances de éxito y, por sobre todas las cosas, que en este país los buenos somos la inmensa mayoría.