Resulta alarmante que, en un contexto de sequía y escasez de agua, se continúe con la eliminación de árboles como si fuera algo de lo más normal. Hoy en día, derribar un solo árbol puede tener consecuencias irreparables, ya que estos proporcionan sombra y oxígeno, y también juegan un rol crucial en la regulación del clima y el mantenimiento del suelo. Sin embargo, parece que estas consideraciones no forman parte de las prioridades de quienes tienen el poder de decisión en Areguá.
La ley dice que hay que plantar diez árboles por cada uno que se corta, pero en realidad no está hecho. No hay una buena manera de vigilar estas áreas de plantación y no tenemos un plan para cultivar nuevos árboles donde realmente ayudan al medio ambiente. En lugar de una reforestación responsable, las plantaciones se realizan de manera aleatoria y muchas veces en lugares inapropiados.
El problema principal no es sólo la tala indiscriminada de árboles sino el hecho de que los habitantes, las empresas, arquitectos, ingenieros no se dan cuenta de que deben tener más cuidado al planificar los proyectos urbanos. La modernización y el desarrollo no deberían estar peleados con la naturaleza. Hoy en día, existen técnicas constructivas que permiten realizar proyectos sin necesidad de derribar árboles, preservando el entorno y respetando los recursos naturales.
Areguá es un destino turístico para quienes buscan conectar con la naturaleza. Los visitantes quedan maravillados por la riqueza verde, la tranquilidad de sus paisajes y el aire puro que ofrece este rincón. Es evidente que el entorno natural es uno de sus principales atractivos, y gran parte del turismo que llega a Areguá es justamente para disfrutar de esa belleza que tanto valoran. Resulta paradójico, que mientras los turistas se deslumbran con esta naturaleza, las propias autoridades locales parecen no darle la importancia que merece.
Es importante que las autoridades nacionales como municipales y todos los involucrados entiendan que no se puede seguir construyendo de una manera que no funcione con la naturaleza. Es hora de elegir un plan de crecimiento que incluya a los árboles y la naturaleza como partes importantes, no como algo que nos detiene.