Recordarán ustedes todas las veces que durante la transición Galaverna repetía que ABC Color no representa a nadie, que los periodistas no son representantes de nadie, y luego entre todos agregaron que las ONG no representan a nadie. Así trataban de descalificar la misión de la prensa libre y los aportes al debate de las organizaciones de la sociedad civil (OSC).
Las OSC no son representantes de la voluntad popular expresada en las urnas. Sus aportes están en la formación de la opinión pública y en cubrir la ausencia de Estado, más en la necesidad de la propia sociedad de valerse por sus propios medios para pensar, investigar y servir.
2. El problema de las OSC no es si representan o no a la sociedad sino la trascendencia que han adquirido en la cooperación internacional. Esta, como sabemos, tiene dos facetas: la de premio y la de castigo. La primera se da de Estado a Estado y alternativamente de Estado a OSC. Pero tratándose de delitos cometidos en ejercicio del poder, violando tratados internacionales o intereses específicos de países agredidos, el castigo se prepara muy sutilmente a través de agencias gubernamentales de investigación, donde pueden o no colaborar las OSC locales.
3. En algunos procesos participan inclusive organismos multilaterales como el caso enigmático de Guatemala, que en el 2007 pidió ayuda a la ONU para combatir los delitos contra la seguridad y el proceso terminó con la destitución y detención del entonces presidente Otto Pérez Molina y su vicepresidenta Roxana Baldetti, por delitos graves de corrupción. Aquello fue posible mediante la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), órgano independiente de nivel internacional, dirigido por el prestigioso abogado colombiano Dr. Iván Velázquez, galardonado con el Premio Mundial de DD.HH., y por la Asociación de Jueces Alemanes, y nombrado por ello Comisionado a nivel de Secretario General Adjunto de la ONU.
4. Las OSC locales y regionales actuaron a la par y con ese trabajo se logró en 12 años fortalecer la justicia guatemalteca, el desmantelamiento de 70 estructuras criminales las cuales tenían vinculaciones con muchos líderes políticos, razón por la cual el coletazo alcanzó también al presidente Jimmy Morales, electo como la esperanza del cambio, pero luego envuelto también en varios escándalos de corrupción, junto a su hermano e hijo. La embajada de EE.UU. en Guatemala hizo lo propio y gobiernos de países de la Unión Europea.
5. A esto deben agregarse algunos datos de la memoria. “26.06.24. (EFE) El expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández, condenado este miércoles a 45 años de cárcel y 5 de libertad vigilada por el delito de narcotráfico, es el último de la serie de dirigentes políticos latinos que acaban sus días en un tribunal o una cárcel de Estados Unidos -o juzgados en su país tras ser extraditados por Estados Unidos- por delitos relacionados con las drogas o la corrupción. ¿Nombres? Manuel A. Noriega y Ricardo Martinelli, expresidentes de Panamá; los hijos Ricardo Alberto y Luis Enrique Martinelli, Juan Orlando Hernández, expresidente de Honduras; Alfonso Portillo, expresidente de Guatemala; Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública de México; Cliver Alcalá Cordones, exgeneral del Ejército de Venezuela; Alejandro Toledo, expresidente de Perú, extraditado por Estados Unidos a su país. Pensándolo bien, esto puede dar miedo… a algunos.