Investigando a enemigos y conspiraciones varias

La reunión, el pasado lunes, de la llamada Comisión Bicameral de Investigación de lavado de dinero, conocida popularmente como “comisión garrote”, puso en escena la suerte de trastorno de identidad disociativo o esquizofrenia en la que viven adherentes y conversos al gobierno cartista.

audima

Tras escuchar las ponencias y manifestaciones de quienes participaron del singular encuentro, una pregunta flotaba en el ambiente: ¿qué investiga realmente esta CBI?

¿El lavado de dinero que se realiza a través de la agencia de cooperación norteamericana USAID? ¿La conjura de conocidos periodistas de nuestro país que buscan destruir el orden establecido en la República? ¿Un maléfico plan de Estados Unidos, la Unión Europea, George Soros, el Banco Mundial, entre otros, para obligarnos a cambiar nuestra cultura y nuestras costumbres que –como cualquiera sabe– no tienen nada que se parezca a otra nación? ¿La atroz persecución política y la campaña de difamación montada contra el expresidente Horacio Cartes? ¿La ominosa maquinación que logró que el Gobierno de los Estados Unidos designara al mismo Cartes “significativamente corrupto” vinculándolo con hechos de corrupción y organizaciones terroristas extranjeras, haciendo caso a falsedades propaladas por el expresidente Mario Abdo Benítez y “su gavilla”?

Si lo que busca la CBI es averiguar sobre lavado de dinero ¿por qué invitar a personajes que especulan sobre conspiraciones delirantes cuando tienen a mano, ahí mismo, en el edificio en el que sesionan, a colegas acusados justamente de ese delito?

Si se animasen a convocar a algunos parlamentarios, sería la brillante oportunidad para preguntarles sobre ciertos hechos en los que están involucrados y que aparentan, según lo dicho por entendidos en materia de crimen organizado, a operaciones vinculadas al lavado de dinero.

Sin ir más lejos, dicen expertos de organismos internacionales que los grandes lavadores de dinero del narcotráfico se vinculan, por ejemplo, con socios de cooperativas y les hacen pedir préstamos por sumas siderales (que en condiciones normales no se les otorgaría, por no tener capacidad de pagar las cuotas) y luego las devuelven rápidamente, haciendo ingresar así el dinero “sucio” al circuito legal. La Fiscalía dice que el exdiputado colorado Juan Carlos Ozorio, actualmente preso, hacía eso. Y, casualmente, uno de los que sacó millonarios préstamos de la Cooperativa San Cristóbal es el actual presidente del Senado, el cartista Basilio “Bachi” Núñez.

Es muy difícil tomar en serio a una comisión que llama a personas que ya se sabe lo que dirán, que no aportan nada nuevo y que solo pretenden instalar acusaciones o dudas sobre personas o instituciones a las que consideran enemigas.

Apenas se aprobó la creación de esta CBI, muchos dijeron que el libreto que tenían estaba previamente escrito y que denuncias rimbombantes que se publicaban diariamente en los medios cartistas –que nadie leía ni comentaba– iban a reproducirse en las sesiones del organismo intentando que tengan alguna repercusión pública.

A esta altura, todo indica que se trata de eso y de nada más que eso.

mcaceres@abc.com.py

Lo
más leído
del día