Por supuesto que ese cambio pasa por obras de progreso que puedan ayudar a las familias de estas lejanas comunidades a tener una mejor calidad de vida. Lamentablemente, a un año de gobierno, dicho deseo continúa pendiente, ya que hasta la fecha no se logra divisar aún obras de envergadura dentro de la zona, más que simples reparaciones de aulas escolares.
Estamos de acuerdo en que la gobernación proceda a realizar firma de convenios con instituciones públicas y ONG, atendiendo que esto puede contribuir al desarrollo del Alto Paraguay, sin embargo se necesitan más acciones en trabajos concretos que simples firmas de cooperación, que por lo general solo quedan en los papeles.
Somos conscientes de que será difícil dar solución a todos los problemas, pero el señor gobernador podría concentrarse en aquellos de mayor prioridad, como mejorar la precariedad sanitaria de la zona. Aplaudimos la compra de ambulancias, pero la urgencia debe ser terminar el nuevo Hospital Regional en Fuerte Olimpo, para luego equiparlo y buscar la contratación de médicos especialistas. De seguro ayudará en gran medida a poder evitar pérdida de vidas inocentes. Las mejoras para una buena atención sanitaria son perentorias, para no ser más testigos de las desesperadas evacuaciones de pacientes que muy pocas veces son salvados por el sacrificio que deben realizar para encontrar una buen atención médica.
Se pudo arreglar caminos de tierra, que antes fueron olvidados por las autoridades, pero es bien cierto que en todo este tiempo de mandato, la institución no pudo o no quiso reemplazar o tan solo reparar, los tantos precarios puentes de madera existentes por estos caminos y que apeligran la vida de las personas.
Le antecede el hecho de que aún no se ve envuelto en hechos de corrupción, por lo que es el momento, señor gobernador, de honrar esta deuda pendiente para con su pueblo. Demuestre con hechos reales y concretos que la confianza depositada en su persona por los pobladores del Alto Paraguay no será defraudada, aún está a tiempo de saldar esta “deuda” porque le quedan cuatro años para lucirse o fracasar como los anteriores.