Precisamente, se trata solo de eso, al menos por ahora, de un progreso regional ya que al ingresar dentro de la comunidad, solo podemos describir tremendas carencias sociales, como las precarias calles de tierra de la población, que se expande sin ningún tipo de planificación urbanística.
De hecho, la localidad ribereña, ubicada a 650 kilómetros de la capital del país, cuenta con una sola arteria o avenida cementada, el resto son calles de tierra, varias de estas bastante estrechas y sin ningún tipo de sistema de canalización o drenaje, por lo que en días de lluvias se convierten en caminos inundados e intransitables.
Pero la necesidad más urgente es trabajar por un sistema que facilite el acceso a agua potable. Sus casi 5.000 habitantes consumen agua cruda del río, situación esta que les genera todo tipo de enfermedades, sobre todo a los más pequeños, esto a decir del propio intendente.
A pesar de que la zona se caracteriza por la belleza natural del gran pantanal, la población no cuenta con un hotel de envergadura que pueda brindar las demandas de los turistas más exigentes. Carmelo Peralta, hasta hoy, tiene pequeños hospedajes, algunos con comodidades.
En la comunidad existe un pequeño puesto de salud, donde no se realizan cirugías. En los casos urgentes, los pacientes son evacuados hacia hospitales de otras regiones, aunque esta sea una realidad de todo el departamento.
Al igual que otras comunidades del Alto Paraguay, la localidad de Carmelo Peralta suele sufrir apagones de la ANDE por varias horas, que generan perjuicios en la población y, lo peor, es un obstáculo para la inversión.
En conclusión, tenemos una realidad totalmente opuesta en Carmelo Peralta. Por un lado, el avance vial con las obras del camino asfaltado y el puente internacional y, por otro, una población entera sumida en una tremenda necesidad social, que clama urgentes soluciones, de lo contrario, el progreso que se da en la zona, convertirá a esta comunidad en una localidad sin proyección en el futuro.