La indiferencia que destruye

Desde hace más de dos años el templo Dulce Nombre de Jesús, más conocido como “Ñandejára Guasu”, está olvidado por las autoridades. La estructura edilicia de la iglesia presenta un estado deplorable que nadie podría creer. Pilares y vigas hundidos, techos rotos y maderamen con termitas. ¿Qué más necesitan para intervenir?

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La situación es similar a la falta de arreglo del templo jesuita San Joaquín, que incluso se intentó salvar, pero el trabajo quedó a medias.

Lo que sucede en Piribebuy es que, pese al constante pedido de ayuda de la ciudadanía, hasta hoy en día nadie ni siquiera da esperanzas de arreglo. No se tiene en cuenta la riqueza histórica que guarda esta importante iglesia.

El santuario Ñandejára Guasu es un lugar sagrado que fue mudo testigo de la Batalla de Piribebuy (12 de agosto de 1869), una de las más cruentas de la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870).

En aquellos tiempos ni los cañonazos, ni el fuego pudieron derribarlo. Pero ahora lamentablemente la desidia del Gobierno y el paso de los años han sido fatal. Por ello se clama su urgente restauración.

Hace dos meses se recibió al presidente Santiago Peña en Piribebuy y él, en una reunión con el intendente Blas Gini (PLRA), se había comprometido a ejecutar el proyecto de restauración.

Son G. 11.400 millones los que se necesitan para recuperar el patrimonio, pero, por lo visto, para el Presidente no hay apuro. Es una vergüenza que las autoridades hagan caso omiso a lo que está sucediendo. Mientras tanto, Peña va de viaje, y el sitio histórico está a punto de derrumbarse. Tanto es así, que el lado lateral fue clausurado por el peligro de que se derrumbe sobre los feligreses.

La situación es crítica y por eso actualmente se realizan las celebraciones en el patio del templo. ¿Tanto cuesta realizar el trabajo correspondiente para restaurar por completo el sitio?

¿Tan poca importancia le dan a una iglesia del interior del país? Es lo que muchos ciudadanos se preguntan ya que el Gobierno dice que no hay recursos suficientes para acelerar los proyectos que se solicitan, pero el despilfarro de la plata del pueblo continúa en otros lugares.

¿Si hay plata para concretar otros proyectos, por qué razón no pueden hacer algo por esta iglesia? Debería haber coherencia y prioridad de las autoridades a las que les compete este problema.

De momento, los pobladores de Piribebuy y el cura Alcides Mendoza siguen expectantes de que se intervenga de una vez por todas la zona y que finalmente arreglen esta iglesia. Si no se acciona hoy, se podría perder para siempre uno de los santuarios más importantes del Paraguay.

faustina.aguero@abc.com.py

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