La pregunta es ¿qué quedará en nuestro país después de que pase este periodo de hegemonía del cartismo?
¿Qué tipo de sociedad, qué tipo de dirigentes políticos, qué tipo de sistema económico, qué valores les legará a las próximas generaciones de paraguayas y paraguayos?
En su momento, el fin de la dictadura stronista dejó, en muchos sentidos, un país arrasado, como si hubiera salido de una guerra. Había que reconstruir, la educación, la salud, la economía y, especialmente, crear una institucionalidad inexistente en ese entonces.
Las huellas que dejó el stronismo, luego de 35 años, aún se sienten ahora en la mentalidad conservadora y hasta autoritaria de alguna gente.
El cartismo se cimentó a partir de la derrota electoral del Partido Colorado en 2008, algo que el expresidente Horacio Cartes se ocupa de remarcar en todos los discursos que pronuncia frente a afiliados del partido. “Cuando estábamos en la llanura”, dice de manera repetida, para recordar que gracias a ÉL, recuperaron el poder.
Los dirigentes colorados que facilitaron su ingreso al sistema político posiblemente pensaron que lo podían “manejar”, una vez que, con el respaldo de su poderío económico, volviesen a ocupar la administración de la República.
A esta altura, se habrán dado cuenta de su error y de que es él quien “corta la torta”.
Para pensar qué se viene después del cartismo, digamos que la aplastante hegemonía que exhibe actualmente “Honor Colorado” se traduce, entre otras cosas, en una total falta de debate, no solamente en la ANR, sino en los demás partidos que integran nuestro sistema institucional.
También existe una sensación, que tal vez no sea del todo real, de que el cartismo copa todas las instituciones y la imagen que proyectan muchos de los dirigentes colorados y opositores es la de sometimiento a un patrón.
En no mucho tiempo, esos dirigentes, tal vez, deberán dar explicaciones y expresar arrepentimientos sobre lo que hicieron o dejaron de hacer para que nuestro país quede como quedará cuando pase el cartismo.