No es boxeo

Golpear, observar la reacción y luego avanzar o retroceder. Esa puede ser la lógica de un boxeador en combate, pero no la de un gobierno con pretensiones democráticas.

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Más contradictorio aún resulta asistir a cómo se aplica esa lógica, al observar que el Poder Ejecutivo cuenta con cómodas mayorías en ambas cámaras del Congreso, en las que incluso evita el debate de los artículos de las leyes y resoluciones que va aprobando.

El proyecto, transformado ahora en ley de “hambre cero en instituciones educativas” es una muestra de esta forma de gobernar y de las consecuencias que esta puede generar.

La que comenzó como una legítima inquietud estudiantil por garantizar el dinero público con el que que se siga cumpliendo la ley de “Arancel Cero” en universidades públicas, fue amplificada luego por la torpeza y soberbia de quienes forman parte del entorno del Poder Ejecutivo.

Desde el ministro de Economía que ironizó sobre la capacidad de comprensión y/o satisfacción de los estudiantes de la UNA con la macroeconomía, pasando por un senador oficialista quien minimizó la movilización tratándola solo como la de un puñado de estudiantes politizados, hasta un desbocado diputado oficialista que trató de ignorantes a los manifestantes.

Poco favor le hicieron al gobierno del que forman parte, en una semana en la que intentaban persuadir a los movilizados sobre la confianza que deben tener en el Ejecutivo, tras la promesa de un blindaje por decreto de los fondos reclamados.

Hasta las cúpulas más conservadoras de las universidades públicas se vieron obligadas a solidarizarse con los estudiantes, al observar cómo la indignación creció exponencialmente atizada por declaraciones cargadas de soberbia y torpeza de los allegados al gobierno.

Es que en la movilización subyace una palabra fundamental: confianza. Esa que tiene que generar un gobierno en sus gobernados, a quienes por un lado promete seguir ejecutando un presupuesto que financie todos los programas contemplados por un fondo que acaba de disolver, y por el otro responde con agresiones y ataques que solo generan más crispación.

Entrevistamos esta semana a Hermenegildo Cohene, presidente de la Asociación de Universidades Públicas, quien nos decía en la 730 AM que los propios rectores de universidades públicas aún aguardaban la invitación del Ejecutivo para conocer la propuesta que garantice el funcionamiento de los diferentes programas en todas las universidades públicas del país.

“Sabemos que hay un plan de caja, un plan financiero que nos suele recortar los fondos genuinos y no quisiéramos que esto ocurra” nos decía el rector de la Universidad Nacional de Itapúa expresando también su inquietud sobre el compromiso para la continuidad de estos programas y pidiendo que el Ejecutivo también les permita discutir la reglamentación de otra ley que les permitirá captar otros recursos especialmente para seguir financiando a sus investigadores y proyectos de investigación.

Que podrá haber pescadores de río revuelto, indudablemente, esa es siempre una posibilidad, más aún habiendo elecciones de por medio y existiendo torpeza y soberbia de quienes tienen que persuadir y no imponer, convencer y no aplastar.

El efecto, un prematuro e innecesario desgaste del gobierno.

Ni los peores asesores y estrategas hubiesen sugerido responder con tanto menosprecio a quienes exponen un reclamo al que hay que responder con diálogo e inteligencia.

Esa es al menos la dinámica de la democracia. Aunque a algunos les cueste.

guille@abc.com.py

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