Es que con el paso del tiempo se fue teniendo la apertura de numerosos caminos que llegan hasta las poblaciones donde antes solo se podía hacerlo vía fluvial o aérea.
Los costos se han elevado y cada vez es menor la cantidad de pasajeros y cargas que llevaban en los viajes que realizan semanalmente.
El Aquidabán ha prestado un servicio social, humanitario incalculable a miles de personas que viven en zonas ribereñas, no solo en los puertos ubicados a lo largo del río Paraguay, desde Concepción hasta Bahía Negra, sino a los peones de estancias e indígenas. Estas personas han utilizado el barco para viajar, enviar o recibir algún tipo de encomienda.
Para otras personas ha sido su lugar de trabajo, y no solo me refiero a la tripulación. Es que al Aquidabán se lo conoce como el mercado flotante porque dentro del mismo numerosas personas subían en Concepción llevando todo tipo de alimentos, bebidas y medicamentos para vender en los puertos donde quedaba.
También para las labores pastorales este barco ha sido de trascendental importancia. Su relevancia ha sido tan grande que hasta medios de comunicación de diferentes países como Brasil y Estados Unidos han realizado reportajes sobre el Aquidabán.
La emblemática embarcación ya no realizará sus viajes semanales que fueron de vital importancia para numerosas poblaciones de los departamentos de Concepción, Presidente Hayes y Alto Paraguay.
Hoy el Aquidabán llega a Concepción para atracar definitivamente y con él, miles de recuerdos también quedarán dentro de ese gigante que ha surcado innumerables veces el epónimo e histórico río.
Ojalá que sus propietarios puedan acondicionarlo para que este barco pueda convertirse en un lugar turístico donde se pueda ingresar y realizar un recorrido y así pueda seguir de alguna manera vigente tras 43 años de innumerables viajes.
¡¡¡Adiós Aquidabán!!!