La Ley también ha provocado la oposición de quienes sostienen que el “cuco globalista” que nos llevará a la ruina y que somos autómatas gobernados por una agenda foránea. Como sea, lo cierto es que hay que sincerarse y decir que mucho de lo que se dice es básicamente “tocando de oído”, ya que son pocas las personas que se han formado y tienen real y probada experiencia en este campo de los créditos de carbono.
Entre las iniciativas para echar un poco de luz al asunto se ha desarrollado en la semana que pasó el seminario internacional “Los créditos de carbono en la nueva regulación paraguaya”, a instancias de la consultora Sustentar e Itaipú. Durante el mismo expertos internacionales y nacionales han dado su visión respecto al tema y todos han coincidido de que mientras esta normativa no tenga su reglamentación, el abordaje de negocios es un tanto ambiguo.
Y es ahí donde puede que esta normativa tenga su punto flojo ya que las regulaciones llevan su tiempo y están a merced de la voluntad política de quienes le den la debida importancia al tema de manera objetiva y no buscando sacar ventaja, como suele ocurrir.
En la experiencia privada local, el negocio de los créditos de carbono no es nuevo. El Dr. Rodolfo Vouga, especialista en el tema, refiere que existen unas 12 iniciativas empresariales en este momento que se están llevando adelante con éxito.
Asimismo el MADES, la mostrado (al menos en los papeles) que existe todo un campo de estudio y prospección para obtener beneficios a partir de la ley y posicionar a nuestro país como referente en el tema. Y, aunque en este sentido estamos todavía “muy verdes”, la realidad es que los créditos de carbono son una oportunidad para el Paraguay.
Pero sin regulación concreta que recaude los intereses de todos los sectores y sobre todo que beneficien al país, todo es poesía; necesitamos ir a los hechos y evitar las ambigüedades.