Sediento Chaco clama solución

Este año 2023 quedará en la memoria colectiva del Chaco por ser uno de los más calurosos de los que se tenga recuerdo en décadas. También fue un año que evidenció, de principio a fin, cómo la agenda política prácticamente no se mueve por intereses humanitarios sino más bien hacen pomposas campañas de “ayuda parche”, cuando la presión de la viralización de contenido en redes sociales desnuda la desesperación por agua.

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El Chaco necesita ayuda, mucha ayuda. Ayuda constante, amplia y precisa. El pueblo chaqueño, el cual es un codiciado electorado cada cinco años, necesita ser asistido también los otros cuatro años restantes con el mismo empeño con el que la claque política ingresa a pedir votos en las comunidades cada lustro.

Ahora, tras quedar más que expuesto el inmenso sufrimiento que la falta de gestión hídrica provoca a sus habitantes, los cuales muchos terminaron bebiendo agua turbia de tajamar (otros ni eso) y del terrible escenario de animales silvestres muriendo fulminados por la sed y la desesperación, finalmente una “entusiasmada” comitiva de parlamentarios chaqueños decidió despegarse de sus cómodas sillas giratorias en las que hacen sesión en las Cámara Alta y Baja para venir a “ver” e interiorizarse de la crisis en la cual los pobladores están hace meses.

Lo que debió ser agenda desde el primer día de gestión de dichos politiqueros, que dicen ser chaqueños, se concreta tras una escalada de semanas de inmenso sufrimiento. Si bien, mucho de las reservas hídricas en el Chaco depende de las lluvias, eso no significa que no se pueda aplicar un plan mitigatorio efectivo para temporadas críticas como las que estamos atravesando.

Sumado a eso, el plato fuerte de las futuras tratativas de soluciones para el agua en el Chaco pinta ser nuevamente resucitar el proyecto del acueducto, el cual evaporó millones de dólares tras la promesa de proveer principalmente agua a los indígenas. La nueva propuesta supone una nueva inversión de más de US$ 100 millones para “garantizar” el agua los próximos 30 años.

Lo que los parlamentarios no se toman el tiempo de investigar es que existen otros métodos de captación de agua, más rápidos y menos costosos que hacer revivir el acueducto.

Cavar pozos, construir más aljibes, desalinizar agua y demás, son opciones con la cuales el común de la población se sostiene hasta ahora. También incluir a los propios chaqueños como voz relevante en la toma de decisiones sería una manera más responsable de encarar las próximas “soluciones”, que llevarán nuevamente millones de dólares y también algo que el ciudadano de pie del Chaco tiene muy bien ejercitada: paciencia.

natalia.ortiz@abc.com.py

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